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Un momento espiritual para el peregrino

La música sonó ayer en el interior de la capilla de San Pedro, en Tremoedo. Noé Parga

Suena la música en el interior de la capilla de San Pedro, en el lugar de Mouzos, en la parroquia vilanovesa de Tremoedo. Son tres jóvenes de la República Checa y dos inglesas que han realizado una parada en su recorrido hacia Santiago para vivir un momento espiritual antes de seguir el Camiño. Este refugio trascendental ha sido posible gracias a un brasileño que lleva más de 40 años asentado en España, Alfonso Cherene, que se encarga de abrir para los peregrinos las capillas de San Pedro y de la Encarnación. Propietario de un albergue de peregrinos que no es al uso, “Hope Vilanova”, Cherene se dio cuenta de la necesidad que muchos peregrinos tenían de alcanzar “la espiritualidad mientras caminaban hacia Santiago” y comenzó a indagar en todo el recorrido para encontrar puntos donde ofrecerla.

Desde Armenteira hasta Vilanova se encontró con estas dos capillas que, ahora, reviven gracias a su actividad, pero está dispuesto a seguir ofreciéndola, sin nada a cambio, allí donde existan otras pequeñas capillas en las que los peregrinos puedan recogerse.

“Los peregrinos recorren la Variante Espiritual pero, después de Armenteira no había un lugar que hiciese honor a ese nombre en todo el camino, por eso surgió esta idea, una iniciativa que no solo está orientada a los peregrinos, sino también a los vecinos de la zona, para que interactúen entre ellos”, explica. A su lado se encuentra José, un vecino del entorno de la capilla de San Pedro que, cada día, se acerca hasta la capilla para hablar con los peregrinos que van pasando. A sus 95 años todavía sella las credenciales que le ofrecen los peregrinos para continuar su viaje y demostrar que pasaron por Tremoedo.

Un grupo de peregrinos portugueses, ante la capilla. Noé Parga

“Su ejemplo sirve para demostrar que el Camiño puede unir a los peregrinos y a los habitantes de la zona, pueden interactuar y la capilla se está convirtiendo en ese nexo de unión”, explica Cherene. Muchas veces “lo que necesitan es un toque de ánimo, o simplemente alguien que les escuche, que les ayude a superar ese trauma que pueden arrastrar y que les lleva a hacer el camino”. Durante todo este tiempo, Cherene reconoce que el Camiño es transversal, ya que “en este pequeño espacio nos hemos encontrado con personas de toda clase y condición, desde médicos e ingenieros hasta caminantes sin más, todos ellos con su propia historia que siempre escuchamos”.

La Variante renace tras la pandemia

La pandemia supuso un duro golpe para todos los caminos que conducen a Compostela, y la Variante Espiritual no fue una excepción. Durante meses no hubo movimientos y, cuando pudo recuperarse la movilidad, apenas pasaban por delante de la capilla de Tremoedo un puñado de peregrinos españoles y portugueses. Sin embargo, en las últimas semanas, reconoce Cherene, “la cifra se ha ido incrementando hasta los 25 o 30 peregrinos diarios (ayer pasaron 41, contados por Don José); está todavía lejos de lo que fue, cuando pasaban más de un centenar al día, pero sirve de referencia para ver que se está recuperando el Camiño”, explica. Cherene no duda en ensalzar la Variante por la oportunidad de descubrir la Ruta da Pedra e da Auga y por la posibilidad de recorrer la ría de Arousa en barco, un recorrido que “narra a la perfección Roy Uprichard, un peregrino irlandés que realizó este camino y lo plasmó en el libro ‘Stone & Walter, walking the espiritual variant of the Camino Portuguese”, una obra que recomienda a todo el mundo a la hora de lanzarse a peregrinar a Santiago por la vía que une Pontevedra con Vilanova.

Alfonso Cherene puso en marcha esta iniciativa hace cinco años que da vida a las capillas de San Pedro (Tremoedo) y de la Encarnación (Vilanova)

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Una capilla construida por los vecinos

La capilla de San Pedro de Mouzos, en Tremoedo apenas tiene cuatro décadas de vida, tal y como se explica en la placa que corona su fachada. En ella se cuenta que el pequeño templo fue construido en 1978 sobre un terreno donado por Carmen Fernández Señoráns. Dos décadas después debería ser reconstruida gracias a la figura de Jaime Prado Abal y a la colaboración de diferentes instituciones como el Concello o la Diputación. En esa reconstrucción también participaron los vecinos de Vilantes, San Bartolomeu, Río Pequeno y Mouzos entre otros. Cuando se reconstruyó, todavía no existía la Variante Espiritual, que nacería una década después. La propuesta de Cherene sirve para mantener abiertas sus puertas y permitir a los peregrinos que puedan tener un momento de paz espiritual y retiro antes de continuar con su camino.

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