Una familia de A Illa ha manifestado su total indignación con el tratamiento recibido por el Sergas tras verse obligados a confinarse en su domicilio tras saltar un positivo entre sus miembros.

Tres de sus integrantes llegaron a la casa el pasado 17 de julio desde Tenerife con la pauta completa de vacunación, a excepción de una menor de 12 años. Al día siguiente llega también a A Illa una familiar procedente de Madrid con la primera dosis de la vacuna y un test de antígenos negativo realizado bajo su responsabilidad.

Tres días después de su llegada, la persona llegada desde Madrid empieza con fiebre, dolor muscular y vómitos. Es trasladada a un centro de salud donde se le realiza un test de antígenos que confirma el positivo en COVID. Su cuñada, Fátima Rivas, añade que “ese mismo día le hacen una PCR y una semana después seguimos sin saber el resultado. Desde ese día estamos en casa confinados y sin noticias de rastreadores ni de nadie. Llamamos incansablemente al teléfono de atención COVID y nadie nos atiende más que un contestador diciéndonos que todos los agentes están ocupados”.

Al día siguiente de la confirmación del positivo, el malestar se agudizó en forma de fuerte catarro y la persona se desplazó en una ambulancia del 061 al Hospital do Salnés. Su cuñada denuncia que “le hicieron una radiografía y le dan el resultado y el alta, pero durante más de ocho horas permanece, a la espera de la llegada de la ambulancia, en una habitación de urgencias en una cama con una funda plástica porque ni sábanas tenían”.

Fátima Rivas añade al respecto que “a las 4.30 horas llegó la ambulancia para volver a A Illa y, desde las nueve de la noche que llevaba allí, nadie se acercó a preguntar como se encontraba ni a darle agua o algo de comer. Indignante que se pueda tener a una persona más de 8 horas en un plástico y en estas circunstancias”.

El confinamiento prosigue con la persona que dio positivo aislada en la planta superior de la casa. Los intentos de contactar con los rastreadores fructifican hace exactamente una semana, “damos todos los datos, pero nos vuelven a llamar cuatro veces para pedir de nuevo los datos para hacer las PCR, pero solo nos las aprueban solo a 4 de los 6 miembros de la familia y eso cinco días después. Vamos a Pontevedra a hacer la prueba y la enfermera nos trata de muy malas maneras en el Hospital Provincial culpabilizándonos de todo y con una actitud penosa”.

En las últimas horas se confirmó que las cuatro personas testadas no son portadoras del virus, a la espera de que los otros dos miembros le fijen una fecha para su prueba. Con la familia todavía confinada en A Illa en un ejercicio de responsabilidad, Fátima Rivas no duda en reconocer el enfado de toda la familia por cuestiones como “el trato recibido por una persona infectada, la poca información que hay, los teléfonos que nadie atiende, la mala información o escasa. Esto es un caos y sinceramente si queremos evitar contactos e infectados, esta es la peor manera”.