María Victoria Sánchez-Bravo Solla tenía 22 años cuando se enteró de que a su hermano José Luis le iban a fusilar al haber sido condenado a muerte por sus ideas políticas, después de ser detenido por pertenecer al FRAP (Frente Revolucionario Antifascista Patriótico), la ramificación marxista-leninista del Partido Comunista de España, en aquellos tiempos todavía ilegal.
Naturales de Vigo, desde aquellas dramáticas fechas sus vínculos quedaron fijados en Murcia aunque la familia nunca dejó de mantener relación con Galicia, tanta que este mismo viernes Mariví Sánchez-Bravo quiso estar en el acto organizado por el “Faiado da Memoria” para reprobar los últimos Consejos de Guerra en los estertores de la Dictadura Franquista.
Con ella también estuvo Flor Baena, hermana de Humberto, también vigués y fusilado después de un juicio sumarísimo y sin garantías, en el que el tribunal expulsó a los cinco abogados defensores y a los cinco suplentes, para sustituirlos por militares legos en Derecho.
Así lo contaron los supervivientes Pablo Mayoral y Manuel Blanco Chivite en la charla coloquio que moderó el que fue gobernador civil de Pontevedra Jorge Parada Mejuto y que se celebró en el Salón García este viernes.
Victoria Sánchez Bravo nunca podrá olvidar el shock que sufrió aquel 27 de septiembre de 1975. “Era un año mayor que mi hermano José Luis, que tenía 21, y ya vivía con mi marido en Murcia cuando me comunicaron su condena a muerte, por lo que entendimos que el mejor lugar para enterrarle era aquí”, explica de regreso ya en su lugar de residencia.
Mariví Sánchez Bravo quiso explicar aquel duro episodio para corregir un desliz en el reportaje del sábado sobre los últimos crímenes del franquismo en el que se indicó que habían participado las dos hermanas de Humberto Baena, cuando la realidad es que estuvieron ambas.
Asimismo también por error se citó a una de las víctimas como Ángel Otero cuando en realidad su apellido era el vasco Otaegui.