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Las terrazas estuvieron ayer con una actividad mínima. | // NOÉ PARGADiego Doval

Preocupación entre los chiringuitos de A Illa por la amenaza de las restricciones

El primer fin de semana de julio, el comienzo de la temporada real de verano, ha deparado una preocupación generalizada entre el sector de chiringuitos de A Illa. El mal tiempo reinante, sumado al aumento en el número de positivos COVID, en el municipio ha vislumbrado un futuro nada optimista entre los hosteleros.

En un verano en el que la competencia ha subido en este tipo de establecimientos a pie de playa, con tres nuevas licencias, la amenaza sanitaria lleva al colectivo a lanzar una llamada a la responsabilidad y a la concienciación social. Ni siquiera la disponibilidad de amplias terrazas atenúa la preocupación en caso de pasar a un nivel medio de restricciones.

En este sentido, el día de ayer dejó más oscuros que claros en el ánimo de los dueños de los chiringuitos. En el caso del A Boa Vida, regentado por José Luis Falcón, la disponibilidad de un amplio comedor cubierto ayudó a sobrellevar la situación negativa en cuanto a lo meteorológico. “Fue un fin de semana malo, pero en nuestro caso la gente agradece estar comiendo en el interior. Es lo que nos permite salvar los muebles, pero en fin de semanas así solo podemos sacar para cubrir gastos en el mejor de los casos”, apunta.

Uno de los locales que cuenta con un amplio comedor cubierto. | // NOÉ PARGA

La amenaza sanitaria lleva al colectivo a lanzar una llamada a la responsabilidad y a la concienciación social. Ni siquiera la disponibilidad de amplias terrazas atenúa la preocupación en caso de pasar a un nivel medio de restricciones

El estricto cumplimiento de los protocolos marcados para la hostelería se ha convertido en una máxima innegociable. Señala José Luis Falcón que “somos un chiringuito que también lleva a cabo actuaciones musicales y sabemos que solo puede salir bien si cumplimos todo a rajatabla. Incluso hemos tenido que echar a algún cliente por no hacer caso a las normas”.

En la playa de Salinas está ubicado uno de los chiringuitos más antiguos de A Illa. El Con Cocodrilo, con Carlos Suárez al frente, el fin de semana estuvo muy por debajo de un fin de semana bondadoso en cuanto a tiempo. “Necesitamos el buen tiempo cuanto antes. Estamos encantados con los clientes que vienen incluso en días de lluvia, pero el calor es nuestro mejor relaciones públicas”.

Las terrazas conforman el más amplio porcentaje de aforo de estos establecimientos que ayer apenas pudieron trabajar.

En cuanto al comportamiento y la responsabilidad de sus clientes, Carlos Suárez rompe una lanza a favor de todos ellos al asegurar que “nuestra clientela mayoritaria es mayor de 40 años. No tenemos ningún problema a la hora de cumplir los protocolos. Ojalá todos se comportasen en otros eventos como se porta la gente que viene a nuestro local. En eso somos afortunados”.

Sabedores de que, con 22 casos, A Illa se mueve muy cerca del límite que supondría un cambio de nivel, los propietarios de los chiringuitos califican los próximos días como determinantes en esta materia. La obligada reducción de los aforos podría dar al traste con las expectativas puestas en un negocio que tiene su mayor tráfico de clientes en un solo mes, el que va de mediados de julio a mediados de agosto.

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