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Tímido despertar de la Variante

Un grupo de peregrinos embarca en el muelle de Vilanova. Iñaki Abella

La llegada del buen tiempo, y sobre todo, la relajación en las restricciones por el avanza de la vacunación han hecho que el Camiño de Santiago y, por ende, la Variante Espiritual que une Pontevedra con el puerto de Vilanova, comience a resurgir tras meses totalmente paralizada. Lo comienzan a notar los abergues y empresas de transporte que han surgido al amparo del camino de Santiago, aunque todavía queda mucho para que todo regrese a la normalidad, tanto en el número de peregrinos como en la capacidad permitida a los alojamientos.

Una de las personas que más y mejor conoce el camino es Tino Lores, responsable de la Asociación de Amigos do Camiño Portugués. El albergue de Pontevedra que gestiona ya comienza a tener “una actividad que parece ir a más, con 12 o 15 peregrinos día, muy lejos de los 70 que podíamos tener en otros años por estas fechas, pero ya vemos que hay cierta actividad”. Su experiencia personal apunta a que los meses de julio y agosto van a ser “muy positivos”. La primera parada de la Variante para los peregrinos es en las inmediaciones del Mosteiro de Armenteira, donde tan solo existe un albergue de titularidad municipal. Marta Giráldez, alcaldesa del municipio, apunta a que las puertas del albergue se abrieron hace aproximadamente un mes, pero que está siendo ahora “cuando hemos comenzado a notar la presencia de peregrinos”. Por el momento es el único albergue abierto en la zona, pero el Concello ha concedido dos licencias para la construcción de sendos alojamientos privados que “van a servir para ampliar la oferta de la que disponemos en estos momentos”.

Vilanova o Meis comienzan a notar la presencia de peregrinos tras muchos meses parados por la pandemia

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La última parada de la Variante, antes de remontar el río Ulla camino de Compostela es Vilanova, donde el pabellón, albergue público gestionado por el Concello, abrirá sus puertas de forma activa a mediados de este mes, una decisión que se ha adoptado “para favorecer que los alojamientos privados puedan ir teniendo trabajo después de tantos meses parados”, explica el alcalde del municipio Gonzalo Durán. Ángeles Abalo, propietaria del albergue A Corticela, reconoce que “por el momento, son muy pocos los peregrinos que hemos tenido, es cierto que se ve algo más y que parece que esto está despertando un poco, pero seguimos en cifras muy alejadas de 2019, cuando abrió las puertas este establecimiento”. En el lado positivo reconoce que tiene un buen número de reservas hacia el mes de julio y agosto. Además, los albergues se ven obligados a reducir de forma importante su capacidad por cuestión de las medidas anticovid por lo que en este alojamiento “solo podemos tener a cinco personas”.

Ramón Cardalda y Juan Allo son propietarios de embarcaciones que remontan el río Ulla trasladando peregrinos. El primero de ellos, responsable de Rías Baixas Tours, apunta a que “estamos subiendo prácticamente a diario, creo que las perspectivas que se nos presentan pueden ser buenas, porque se nota que la gente quiere salir y que busca espacios al aire libre para disfrutar, ya han tenido suficiente con tantos meses de encierro”. Allo, por su parte, reconoce que esto “es todo una cadena, a medida que se vaya incrementando el número de albergues abiertos, va a ir subiendo el número de peregrinos”. La propuesta que ofrecen “cautiva a cualquiera que quiera hacer el camino, la posibilidad de hacer el primero de ellos es algo que se está convirtiendo en un gran atractivo para la Variante”.

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