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MARÍA JOSÉ RIAL nn | Persona con discapacidad, participa en el próximo congreso de In. Xurga

“Hacen falta más asistentes sexuales y que la sanidad pública ofrezca el servicio”

María José Rial Galiñanes, ayer en Cambados. | // NOÉ PARGA

La sexualidad es una parte más de la vida social de las personas, de su forma de relacionarse con los demás. María José Rial Galiñanes considera que en un momento en el que la pandemia ha cercenado las posibilidades de relacionarse con otras personas, la sociedad abrirá más los ojos a una realidad a la que a menudo no se mira, o que se mira con incomodidad: la de la sexualidad de las personas discapacitadas. Por eso, hablará de ello en el próximo congreso de la asociación de juristas In. Xurga, que se celebra a finales de mes.

–¿Es un tema tabú la sexualidad entre las personas dependientes?

–Sí, mucho, y sobre todo cuando la persona dependiente es una mujer. En el caso de los hombres son más evidentes sus necesidades sexuales, y existe una mayor comprensión social hacia ellas. Pero las mujeres sufren hasta una doble y una triple discriminación. Mucha gente da por hecho que las mujeres con discapacidad no tienen necesidades sexuales.

–Los profesionales afirman a menudo que la visión imperante de la sexualidad es muy reduccionista, que está basada casi en exclusiva en la cópula. ¿Es lo mismo sexualidad y genitalidad?

–Cada persona puede vivir su sexualidad de diferentes maneras. La sexualidad son muchas cosas, caricias, cariño, respeto, los cuidados de la pareja... Pero en ciertas ocasiones la persona querrá llegar a la relación genital. Lo que falla es la educación sexual. Falla la educación a los profesionales, a las familias de los dependientes y al propio dependiente. En nuestra sociedad se da por hecho que una persona dependiente no tiene vida sexual, cuando no es así.

"Mucha gente da por hecho que las mujeres con discapacidad no tienen necesidades sexuales"

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–¿Qué beneficios tienen las relaciones sexuales para las personas con discapacidad?

–Los mismos que para alguien no dependiente. Mejoran la autoestima, ayudan a superar los miedos, a aceptarse a uno mismo, a conocer mejor el cuerpo propio... La sexualidad es una necesidad básica por todo lo que la rodea. Para mí, el hecho de poder tener relaciones o de no tenerlas mide de algún modo el grado de cumplimiento de los derechos de una persona.

–En los últimos años ha experimentado un auge importante el perfil profesional del asistente sexual.

–Alguna gente lo confunde con el ejercicio de la prostitución, cuando no es lo mismo. El asistente sexual prepara a la persona dependiente para conocer su cuerpo. Son personas que proporcionan una formación en sexualidad, unas herramientas para conocer y disfrutar más con tu cuerpo. Desempeñan un papel muy importante también para evitar los abusos sexuales a las personas con discapacidad.

–El de los abusos es otro asunto tabú.

–En el medio rural es donde más casos se dan de malos tratos domésticos a personas con discapacidad. Los dependientes son muchas veces víctimas de abusos sexuales o están inmersos en relaciones en las que sus parejas acaban sometiéndolos completamente a sus deseos.

–¿Hay suficientes asistentes sexuales en España?

–Hacen falta más asistentes sexuales y que la sanidad pública ofrezca el servicio a través de los proyectos personales. Tener relaciones o no tenerlas influye en la sociabilidad de las personas. La sexualidad es básica, porque afecta a tu cuerpo y a tu autoestima.

María José Rial Galiñanes, con la torre de San Sadurniño (Cambados) a sus espaldas Noé Parga

–Decía antes que los hombres lo tienen más fácil.

–Para las mujeres es peor porque se sienten juzgadas. En el caso de los hombres, algunos acuden a prostíbulos. Pero aparte del componente de humillación que tiene esto, se ponen en manos de personas que no están preparadas para tratar con alguien que presenta problemas neurológicos o físicos. La discriminación de la mujer también se aprecia en lo  relativo a la investigación de nuevos fármacos para facilitar la sexualidad. Los hombres tienen la viagra, pero para las mujeres no hay nada, pese a que en ocasiones tomamos medicaciones que inhiben el deseo. Esa discriminación la sufren las dependientes y las no dependientes.

–¿Vivir en el rural o en pueblos pequeños supone un obstáculo añadido para las mujeres?

–A eso me refería al hablar de la doble y hasta de la triple discriminación que sufren las mujeres. Para una mujer con discapacidad que quiera experimentar su sexualidad no es lo mismo tener veinte años, que treinta o cincuenta. No las juzgan de la misma manera. Y vivir en el rural o en un pueblo pequeño es una dificultad añadida porque las posibilidades de encuentro se reducen, y por la falta de privacidad. Y la privacidad es algo muy importante, que hay que llevar a rajatabla.

"Las mujeres también está discriminadas en la investigación. Los hombres tienen la Viagra, pero para las mujeres no hay nada"

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–¿Por qué en ocasiones las familias ponen trabas al disfrute sexual de sus parientes con discapacidad? ¿Creen que no tienen esa necesidad? ¿O temen el reproche social?

–Es más complejo que eso. En el caso de las personas que nacen con una discapacidad o que la desarrollan a edad temprana, a menudo sus familias les ocultan la sexualidad con la convicción de que de ese modo les evitarán el sufrimiento, pensando que no serán capaces de colmar esas aspiraciones o que la sociedad los rechazará. En otros casos, las familias dan por hecho que como son dependientes no pueden tener vida sexual. Pero es que incluso hay médicos que consideran que una persona con discapacidad no tiene necesidades sexuales.

–Con el COVID, las posibilidades de las personas sin pareja de tener una relación afectiva se han reducido drásticamente.

–La gente cree que como los dependientes ya no salimos de casa habitualmente lo estamos llevando bien. Pero esta es una situación muy cruel para nosotros. Como no podemos dejar entrar a nadie en casa porque somos personas de altísimo riesgo en caso de contagiarnos de coronavirus, lo poquito que teníamos de vida social se nos ha acortado más.

La atleta olímpica Julia Vaquero cierra el congreso


La asociación In. Xurga (Xuristas de Galicia pola Inclusión) celebra entre el 25 y el 26 de febrero un congreso telemático titulado “Derecho a ejercer los derechos”, y que estará centrado en las herramientas de las personas con discapacidad para desarrollar sus vidas de forma plena. Tras una reunión de trabajo de In. Xurga, la primera comunicación será a cargo de Esperanza Alcaín Martínez, profesora de Derecho Civil de la Universidad de Granada, que hablará sobre los mecanismos de garantía y protección de los derechos de las personas con diversidad funcional. Tras ella, la arquitecta Belén Vaz abordará la accesibilidad universal. En las siguientes ponencias se hablará sobre los delitos de odio por razón de discapacidad y contra la libertad sexual, e intervendrán la abogada Catalina Alcázar, la fiscal de Pontevedra María Rey, y la magistrada de Pontevedra, Belén Rubido de la Torre. La jornada del jueves 25 se cierra con las ponencias de Teresa Conde-Pumpido Tourón, magistrada del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, titulada “Mujer y trabajo: del suelo pegajoso al techo de cristal”; y de la educadora social Carmen Calviño, que analizará la discapacidad en la adolescencia. Durante la mañana del viernes 26, el panel del congreso estará dedicado a la sexualidad, y será ahí donde lea su comunicación la cambadesa María José Rial. Además de ella, intervendrán las abogadas Elisa Ledesma, especializada en acoso laboral, y Ana María Castro Martínez, que es la presidenta de In. Xurga, y directora del congreso; o el profesor de la Universidad de Salamanca Pablo Ramos, centrado en el colectivo LGTBI, entre otros. Ya por la tarde, la sesión está dedicada a la salud mental, y participan los psiquiatras Cipriano Luis Jiménez e Iñaki Madariaga o la atleta olímpica Julia Vaquero. Algunos de los asuntos que abordarán son la situación de las mujeres con autismo o los efectos de los confinamientos carcelarios. Para asistir a las emisiones por streaming hay que inscribirse en el correo electrónico de In. Xurga.

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