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Pleno de Vilanova de Arousa. // Noé Parga

De sueldos, pactos con Bildu, checas y otras cuestiones

Las sesiones plenarias de Vilanova siempre acaban ofreciendo frases lapidarias, soflamas moralizantes y disertaciones comunes

Asistir a un pleno de Vilanova es como subirse a una montaña rusa en la que nunca sabes que puede ocurrir en la siguiente curva, si se acelerará el pulso hasta los límites de la expulsión o si el ambiente se convertirá en una tertulia de café. La sesión del pasado lunes tuvo momentos de todo tipo, desde una distendida charla sobre la situación de los campos de cultivo en el municipio hasta apelaciones a pactos con Bildu, checas, anécdotas del 23-F y disensiones sobre el sueldo del alcalde.

Tras el nombramiento honorífico de Benito Leiro como cronista oficial de Vilanova, el pleno comenzó a una velocidad endiablada, con tres puntos solventados en menos de un minuto, lo que llevó a la edil del BNG, Noelia Valle a preguntar “Pero onde estamos?”, corroborando la situación su homóloga de Gañemos, Elena Cores con un “vai como unha moto”. Los comentarios no pasaron desapercibidos al alcalde, Gonzalo Durán que les espetó un “cuanto menos tiempo estemos aquí, mejor”, en alusión a la situación del Covid-19, aunque no todos lo entendieron por ese lado. Con la renuncia a incrementos retributivos en lo que resta de mandato del alcalde, concejales liberados y personal eventual, la cosa se fue caldeando hasta llevar a Durán a exclamar un “cuando se está aquí hay que oír de todo, va en el sueldo del alcalde”.

No en vano, PSOE, BNG y Gañemos definieron la medida como “pantomima e insignificante rebaja”, lo que llevó al regidor a asegurar que “no se hace por cuestiones de dinero, se hace por ética”, recordando que su grupo de gobierno ya actuó así cuando se le retiró la paga de Navidad a los funcionarios del Concello. La respuesta llegó desde Gañemos, que le instó a bajar los sueldos del grupo de gobierno. “¿Dígame donde se lo han bajado ustedes los de Podemos, porque no veo que lo hagan los que cobran 10.000 euros al mes, como es el caso de los marqueses de Galapagar”.

Durán llegó a asegurar que, siendo alcalde con dedicación exclusiva está “perdiendo dinero, porque cobraba mucho más como médico; desde el año 2007 llevo perdidos más de 100.000 euros y ustedes a mi no me van a dar lecciones de moralidad,”. “¡Pues váyase!”, respondió Cores, a lo que Durán replicó con un “aquí, en este Concello, ustedes nos van a escuchar, no como en los suyos, donde la oposición ya no puede hablar, porque los meten en la checa”.

El punto sobre el cambio de nombre de la avenida de Juan Carlos I también dio mucho de sí. Primero, mientras Javier Dios, portavoz del PSOE, leía la moción, una espontánea interrumpía el pleno alertando de que la explosión de una bombilla había fundido el alumbrado navideño del Xardín Umbrío. Tras el impass, Durán comenzó asegurando que “a mi no me molestan las repúblicas, a mi lo que me molesta es que sean bananeras como la que hay en Madrid, menos mal que Ayuso ha hecho lo que no hicieron los descerebrados estos” y continuó con una experiencia personal para justificar su voto en contra: “Yo viví la noche del 23-F, cuando toda la dirección gallega de Xuventudes Socialistas, a excepción de Pepiño Blanco, estaban en mi piso rompiendo el carné y llorando del miedo hasta que salió Juan Carlos I”, calificando la moción socialista de “puñetera payasada”. Después llegarían alusiones a Bildu, a responsabilizar a todos los partidos del “desastre” de la Sanidad o las disertaciones sobre la conveniencia o no de impulsar huertas urbanas en un municipio netamente rural.

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