En las últimas semanas han aparecido en Cambados varios gatos muertos en la calle. Una de las sospechas es que muriesen envenenados, pues también se encontraron bolsas de raticida en puntos de la localidad, como O Pombal, San Tomé, A Calzada, O Castriño o Corvillón. En cualquier caso, la técnico de Medio Ambiente, Nuria Vázquez, hace un llamamiento a la cautela. “Yo no puedo determinar que exista una relación directa entre la aparición de los gatos muertos y las bolas de raticida, puesto que para poder determinarlo habría que realizar una necropsia a los animales”.

En el término municipal de Cambados hay media docena de colonias felinas callejeras. Periódicamente, entre el Ayuntamiento y los voluntarios del Refugio cogen a los animales que pueden y los castran. La finalidad de la esterilización es evitar que las poblaciones se disparen. Una vez efectuada, los gatos ferales -aquellos que han vivido siempre en la calle y que no son domesticables- se devuelven a la misma colonia.

Nuria Vázquez asume que hay vecinos molestos con las colonias felinas, aunque pide comprensión. “Se trata de gatos que no podemos dar en adopción, y lo que no podemos hacer es cogerlos de un sitio para llevarlos a otro. No podemos desear para el vecino lo que no queremos para nosotros”. Además, la técnico de Medio Ambiente plantea que los animales cumplen una función en el ecosistema urbano, como por ejemplo controlar el exceso de roedores.

“Me preocupa que aparezcan muertos gatos ferales en Cambados”, admite Vázquez. La técnico sostiene que los animales que viven en la calle pueden morir de varios modos. Algunas son incontrolables, como las muertes por atropellos, pero en otros casos pueden evitarse, como las derivadas de envenenamientos. Sobre esto, la técnico señala que si los vecinos van a colocar algún tipo de producto para los roedores, han de tomar precauciones para evitar que lo ingieran otros animales. También es importante evitar que los plásticos de los envases terminen en cursos de agua.