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El mejor mejillón del mundo

La designación a dedo es sin duda el procedimiento menos democrático para elegir tan siquiera al presidente de una familiar comunidad de vecinos. Ahí donde se halle una urna de metacrilato que se quite hasta el botoncito de bluetooht de las Cámaras de representantes que suelen fallar más que los perturbadores pronósticos de una vidente televisiva.

Pero en esta ocasión, el Consello do Mexillón acertó con la forma y el fondo al aclamar a Lina Solla como primera presidenta de la institución, proclamada con todos los honores, tanto por ser la primera mujer que manejará el timón del organismo como por el hecho de representar a los depuradores, un colectivo que nunca se había sentado en ese varonil trono de Neptuno y Poseidón.

Es ahora, por tanto, cuando llega la ocasión mágica de poner en valor un organismo que debe dar amparo a un sector conformado por miles de trabajadores, en el que la unión marca la estrategia.

Sin despreciar todo el trabajo de sus antecesores, Lina Solla tiene ante si uno de los más grandes compromisos cual es el reto de alcanzar la “excelencia” que ella misma enarbola en su discurso de presentación a la jet del mejillón gallego.

Y esa esencia pasa por reforzar, primero, el papel que desde siempre ha desempeñado la mujer en este sector profesional pues como bien recordó la conselleira Rosa Quintana son más de 20.000 las que escudriñan el mar gallego.

La entrada de Lina Solla es sin duda el reconocimiento al colectivo femenino que durante muchos años han trabajado siempre a la sombra de los rudos lobos de mar, pero que han tirado tan fuerte o más de las cuerdas.

Llega ahora esa “recompensa” que seguro va a dar mejores frutos pues además Solla representa también a un sector, el de los depuradores, que nunca había tenido la oportunidad de dirigir un organismo como el Consello Regulador, pero que representa una parte fundamental del importante clúster mejillonero.

Lina Solla tiene ahora el compromiso de catapultar un organismo desde su doble condición de mujer y empresaria, méritos ambos que unidos seguro que le permitirán conquistar a todo el sector, para caminar juntos en uno de los momentos más delicados de la economía mundial.

Está en juego la rentabilidad del “oro negro” de las bateas, un producto muy apreciado en Francia, Italia o Bélgica, países que lo compran a granel y lo venden como un verdadero manjar de dioses, auténticas delicatessen procedentes de las aguas gallegas del Atlántico. Es precisamente ese prestigio,esa fama internacional, lo que ahora le toca defender a Lina Solla en todos los ámbitos, cual caviar ruso, en el que también se paga la excelencia.

Y seguro que lo conseguirá porque su principal mensaje ya ha quedado muy claro y es que todo el mejillón criado entre Vigo y Fisterra es gallego, lleve o no la marca del Consello.

Con estas ideas de integración, seguro, que más pronto que tarde, el sector va a alcanzar un puesto de dominio en la economía del país y el mejillón gallego el respeto a nivel internacional, es decir, un precio acorde con el sacrificio de todos los bateeiros y el esfuerzo e inversión de productores y comercializadores.

Un capital que debe cotizar alto porque requiere el esfuerzo diario de muchas personas, hombres y mujeres que como Lina Solla han dedicado su existencia a conseguir que el mejillón gallego sea siempre el mejor del mundo.

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