La boda de Meis que se vivió en Panamá

José Luis Abadín Iglesias y Zoila Rosa Iglesias Polo tuvieron que cancelar su boda dos veces por culpa del coronavirus. Pero no iban a permitir que lo hiciera también la tercera. ¿Y cómo celebrarla en plena curva ascendente de la enfermedad de modo que todos los familiares pudiesen disfrutar en directo de un momento tan especial? Tras barajar varias posibilidades, a Abadín se le ocurrió transmitirla en directo a través de internet.

José Luis Abadín es de Sanxenxo, empresario y piloto profesional de automovilismo. Zoila Iglesias y él habían marcado la fecha de la boda para el 22 de mayo. Pero la pandemia lo impidió. “De hecho, el estado de alarma me cogió en Panamá”, explica Abadín, que el 12 de marzo había volado al país centroamericano para visitar a su esposa. “Tuve que volver en un vuelo de la Embajada y de Madrid a Galicia vine en tren, porque el coche me había quedado en Oporto. Fue una odisea”, recuerda.

Pasado el primer disgusto, decidieron celebrar la boda en octubre. Pero una vez más el Covid-19 lo impidió, al dificultar el viaje a España desde Panamá de la familia de la novia. Un segundo golpe que, no obstante, tampoco desanimó a la pareja. En esta ocasión, fijaron como fecha de la ceremonia el 6 de noviembre, y se pusieron a pensar en qué hacer para que todos pudiesen disfrutar de un momento tan importante. “Estuvimos viendo varias posibilidades, incluida la videoconferencia, pero nos dimos cuenta de que se iban a escapar muchísimos detalles”, relata Abadín.

Y, pasado el tiempo, el novio dio con la idea. ¿Por qué no hacer una transmisión en directo por streaming? Y pensó en Diego Dojer, un hombre al que había conocido en un programa de la Televisión de Galicia conducido por el actor Sergio Pazos, y que había creado Emitimos.com, una empresa que a raíz de la pandemia ha recibido encargos para transmitir en directo por internet desde competiciones deportivas hasta conciertos, pasando por charlas o plenos municipales.

La boda se celebró finalmente ayer en la iglesia del monasterio de Armenteira. En el templo había apenas una veintena de personas, muy separadas entre sí, pero en realidad la boda fue seguida por muchas más gracias a la magia de internet. Los novios proporcionaron a los invitados un enlace de acceso privado, y se conectaron unas 75 personas, según el realizador, Diego Dojer. La mayoría eran familiares de la novia, y tuvieron que madrugar para asistir al evento, puesto que en Panamá eran las 6.30 horas de la madrugada cuando empezó la misa en Armenteira.

Para hacer realidad el sueño de la pareja de casarse sin privar a todos los invitados de la oportunidad de presenciar en vivo el momento fue necesario desplazar un equipo humano de cuatro personas, que manejaban una cámara fija y dos operadas. También había un técnico de sonido, al tratarse del aspecto más delicado debido a la acústica propia de una iglesia grande y prácticamente vacía. “El sonido era lo que más nos preocupaba”, admite Dojer.

En todo caso, la pareja tranquiliza a los más animados. En cuanto las cosas mejoren, también habrá una fiesta como las de siempre. Y sin streaming.

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