Un aspecto que preocupa mucho a los cazadores es la abundancia de jabalíes. "Estamos viendo un repunte muy importante. Incluso hay más densidad que otros años", plantea Rafael Otero, de la sociedad cinegética de Meaño.

La abundancia de jabalí puede traducirse en daños en los cultivos agrícolas o en accidentes de tráfico. Ambas circunstancias suponen un quebradero de cabeza para las sociedades de caza, puesto que a menudo los vecinos acuden a ellos para que les den una solución, cuando no los responsabilizan directamente de la abundancia del animal.

Martín Vilas, de Rías Baixas, afirma que hicieron batidas de jabalí todos los sábados desde el 26 de agosto. Uno de los momentos más delicados lo vivieron cuando persiguiendo un ejemplar, este se refugió en la huerta de una casa de András para, inmediatamente, meterse en la propia vivienda. Había una mujer dentro en ese momento, y se llevó un susto de muerte. "Este año hay muchísimo jabalí, crió mucho", sostiene.

Jesús Beloso, de Karsita, relaciona la abundancia del "porco bravo" con el estado de las superficies forestales. "El campo está cada vez más abandonado, y eso le va bien al jabalí". Las grandes masas de eucaliptos y acacias, y el matorral suponen ecosistemas idóneos para un animal de hábitos nocturnos y que es capaz de recorrer enormes distancias en pocas horas.

"Este verano bajaron a Castroagudín, Cea, Aldea de Arriba, Sobelle... Pero no es fácil abatirlos, porque se ven muchas hembras con rayones, y la Xunta no permite cazar en esos momentos", indica Beloso. Esa es una de las razones de que hasta ahora solo hiciesen dos batidas de daños.