Los vigilantes de A Illa sorprendieron en la noche del pasado martes a dos furtivos cuando se encontraban faenando en las proximidades de Punta Quilma, requisándoles más de 16 kilogramos de marisco que ya habían depositado en una red. Las especies que habían capturado los dos individuos, ambos vecinos del municipio isleño, eran centollas y nécoras, especie la primera de ellas que se encuentra en veda. Los dos individuos fueron identificados y la Cofradía remitirá a la Consellería do Mar un expediente sobre el caso para que proceda a la sanción correspondiente.

Los dos son viejos conocidos de los vigilantes isleños, ya que los han sorprendido en más de una ocasión retirando marisco de las concesiones que gestiona la Cofradía de A Illa de Arousa. Uno de ellos fue sorprendido hace tan solo tres meses cuando trasladaba el marisco capturado en una bicicleta, siéndole aprehendidas ambas cosas. A diferencia de lo ocurrido en el mes de junio, donde los furtivos llegaron a enfrentarse a los vigilantes, en esta ocasión el dispositivo se saldó sin violencia y no fue necesario alertar a la Guardia Civil.

Los furtivos se desplazaron hasta las inmediaciones de Punta Quilma en coche y, provistos de aletas para facilitar su desempeño en el agua, siendo estas últimas también intervenidas. Ahora queda por ver qué sanción se les impone por reincidentes y si esta es realmente efectiva para evitar que vuelvan a bajar a las playas a esquilmar los bancos marisqueros.

Aunque estos episodios no son muy comunes en A Illa, donde consiguieron evitar la entrada de furtivos del otro lado de la ría en más de una ocasión, el pósito debe hacer frente de vez en cuando a situaciones de estas características. Los principales problemas que vive A Illa son durante el verano, cuando las mariscadoras deben hacer frente al furtivismo de bañador y vigilar las playas para que determinados bañistas no acaben llevándose gran parte de la producción marisquera de playas como O Bao, Camaxe o Xastelas.

Este año, ese problema tuvo una importante incidencia ya que los furtivos de bañador no solo se limitaron a las playas de A Illa, sino que también llegaron hasta el islote Areoso, donde los vigilantes cursaron algún expediente tras sorprender a varios bañistas retirando marisco de la zona. Desde hace varios años, las mariscadoras organizan turnos de vigilancia para ayudar a controlar las playas durante todo el verano.