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Rías Baixas apura una vendimia histórica en la que muchas bodegas demandaron más uva

Las estimaciones del Consello de alcanzar 37 millones podrían no cumplirse en este irregular año - El número de trabajadores es menor y con mano de obra inexperta - Pazo de Rubiáns esperó a lograr mejor maduración

Un momento de la carga de uva en los tractores. // Iñaki Abella

La campaña de la vendimia encauza la recta final en una campaña especialmente compleja que trae resultados inesperados incluso en las expectativas de recogida de uva, los precios por kilo o las jornadas de trabajo en las cepas. La crisis del Covid-19 y las adversidades climáticas han influido casi por igual en esta campaña de excepción en la que los viticultores esperan obtener uno de los mayores rendimientos económicos de los últimos años a pesar de que no se cumplen las optimistas parámetros estimados por el Consello Regulador Rías Baixas que a mediados de agosto anunciaba una cosecha próxima a los 37 millones de kilogramos.

Pero lo cierto es que eas previsiones pueden diferir ya que algunas bodegas se han visto forzadas a adelantar los trabajos de recolección, sobre todo en aquellas fincas que fueron más atacadas por el mildiu y oidio de los meses de mayo y junio o por la podredumbre o botritis que empezó a surgir tras el episodio de lluvias registradas sobre el 20 de agosto.

Coinciden en el sector en que ello va a influir negativamente en el balance cuantitativo y ha trastocado los planes de muchas bodegas que incluso han tenido que recurrir a sembrar la comarca de carteles de "Se compra uva", aunque el éxito de la iniciativa fue escaso, como confirma el sindicalista José Manuel Pazos.

El precio se ha disparado y los viticultores podrían beneficiarse de una cosecha que este año lleva trazas de ser muy buena. "La calidad del albariño, su graduación y acidez son los óptimos", reconoce Guillermo Hermo de Pazo Rubiáns, una bodega que apuesta por la "marca" ya que su mercado se dirige fundamentalmente a la "hostelería y la exportación" que exigen un producto muy bueno.

Hermo está satisfecho con su estrategia y no es extraño dados los resultados de un verano en el que la hostelería gastó sus existencias de vino de marca como el que distribuye Pazo de Rubiáns. "Julio fue un mes histórico, agosto fue muy bueno y septiembre lleva buen camino", explica a pie del espectacular viñedo que rodea el pazo vilagarciano.

La finca de este pazo puede ser paradigma de lo que sucede en muchas otras que también ayer apuraban la recolección en previsión de que a lo largo de la presente semana arrecien las lluvias y dificulten los trabajos. "Es un año distinto", con gran complejidad si se quiere cumplir con el protocolo Covid, que obligó a contar con menos personal que otros años por lo que la vendimia se prolonga y encarece el proceso.

"El personal lo integran unas 50 personas en campo y bodega cuando antes eran 80, pero hubo que ajustarse a los consejos sobre distanciamiento de modo que si antes vendimiaban ocho personas a la vez en cada fila ahora hay dos para garantizar la máxima separación", muestra.

A su lado está Marita, una de las habituales de la vendimia en Pazo Rubiáns que reconoce que la tarea es distinta al estar solos frente a la cepa "aunque a mi no me importa porque soy poco habladora", dice con cierta lisonja. Marita es el ejemplo de trabajadores con experiencia pero este año todas las bodegas han tenido que recurrir a novatos. "Casi la mitad de las cuadrillas están integradas por gente inexperta pues ha sido muy difícil encontrar mano de obra", explica el responsable de Rubiáns que cuenta con una finca que este año debería producir unos 150.000 kilos de uva. "Es una finca modesta pero en la que buscamos una añada de mucha calidad, y por eso esperamos unos días a iniciar la vendimia para que alcance la maduración, graduación y acidez idóneos para nuestros vinos", explica no sin admitir que espera un menor rendimiento de la uva. "Aunque a nosotros apenas nos perturbó el milidiu ni la botritis, estimamos que la producción caiga un 5% con respecto al pasado año, lo que no quiere decir que será una buena campaña".

Lo que si ha comprobado es que las normas covid ralentizan el proceso y sus vendimiadores recogen un promedio de 15/16 cajas de 17 kilos por día cuando antes el promedio sería de unas 20. Ello está en relación en parte con lo anterior, la inexperiencia y que ya no se trabaja en equipo.

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