El sector vitivinicultor, muy preocupado, miraba al cielo desde hace semanas, con la esperanza de que llegaran las precipitaciones. Por fin se han producido, con todo lo positivo que esto conlleva a estas alturas del año, una vez superado el momento más crítico del ciclo de cultivo. Y es que la lluvia reduce la acidez de la uva, acelera su maduración y, en definitiva, la pone a punto para una vendimia que también podrá adelantarse en el tiempo.

Comenzará a finales de este mes o principios del que viene, dependiendo de la zona de producción de la que se trate, la orientación del viñedo, el tipo de suelo y otros factores.

Pero, en general, será una recolección temprana que permitirá introducir en bodega una importante cantidad de un producto de gran calidad y buen rendimiento, salvo que en los próximos días se registren contratiempos meteorológicos que nadie desea, y tampoco están previstos.

De este modo, en denominaciones de origen gallegas tan importantes como la de Rías Baixas, con 177 bodegas inscritas y 22.002 parcelas -que suman más de 4.000 hectáreas de superficie productiva- en las que trabajan 5.147 viticultores, será posible recoger alrededor de 38 millones de kilos de uva, según las previsiones del Consello Regulador.

De ser así, se producirá un incremento del 15% respecto a la cosecha de 2019, lo cual se debe a una elevada tasa de brotación -alrededor de un 90%- y la existencia de racimos de mayor tamaño que otros años. Unas condiciones fenológicas a las que se suman ahora estas precipitaciones que el sector tanto deseaba y agradece.

O Salnés

O Salnés"Esta lluvia es una auténtica maravilla", proclama Isidoro Serantes, gerente de la bodega Bouza do Rei, en Ribadumia. "Viene genial a la uva para hidratarla, para que madure del todo y, en definitiva, para completar con plenas garantías todo el ciclo de cultivo", reflexiona.

El bodeguero sostiene, también, que "con un par de días de lluvia es suficiente para reducir la acidez, que la uva se ponga a punto y que las cepas se desestresen", lo cual va a propiciar "un adelanto de la vendimia respecto a lo que estaba previsto".

El Consello Regulador de la Denominación de Origen (DO) Rías Baixas explicaba hace días que el viento del nordeste registrado durante buena parte de julio, junto a las altas temperaturas alcanzadas, habían ralentizado el desarrollo del ciclo de la vid.

Por eso advertía de que, en caso de mantenerse tales condiciones meteorológicas, podría producirse una merma en la producción durante la vendimia por deshidratación de la uva.

Pero la ansiada lluvia ha llegado y ha empezado a corregir esta satisfacción, de ahí la satisfacción de bodegueros y viticultores.

Así lo confirma, sin salir de la subzona productora más importante, la de O Salnés, Diego García Santiago, director de Viticultora de la bodega meañesa Paco & Lola. Define las últimas precipitaciones como "agua de mayo"; un aporte deseado para el viñedo que "llega en el momento más oportuno", cuando ya eran muchas las cepas "con síntomas más que evidentes de estrés por sequía".

Ésta había ralentizado el ciclo natural de la planta, "pero con estas lluvias los viñedos que más sufrían van a avanzar mucho mejor hacia la vendimia", resalta el técnico.

También en esta cooperativa vitivinícola las previsiones "son muy buenas" en lo que respecta a la calidad y cantidad de la uva, pues "los controles que hemos realizado en las últimas semanas confirman su buen estado", sostiene Diego García.

En idéntico sentido se posiciona Rafael Serantes, gerente de Bodega Veiga Serantes (Ribadumia). "Esta lluvia es una auténtica maravilla porque las cepas estaban estresadas; aunque tengamos un par de días de precipitaciones no pasa nada, sino todo lo contrario", concluye.

O Rosal

O RosalEl buen momento se hace notar, igualmente, en la subzona productora de O Rosal, donde Rosa Ruíz considera "muy positivo que llueva un par de días porque con tanta sequía la uva estaba deshidratada".

En su bodega, Santiago Ruíz, esperan que las precipitaciones "no sean exageradas", y tampoco desean, por nada del mundo, que hagan aparición el granizo o las lluvias torrenciales.

"Pero desde luego, esta lluvia suave que estamos teniendo hoy -ayer para el lector- es muy positiva para todos". De este modo se preparan para una vendimia "con muy buenas expectativas en cuanto a cantidad y calidad".

O Condado

O CondadoEn ello abunda, desde O Condado, Manuel Méndez. En su bodega, Pazo do Mar, consideran que "las cepas estaban sufriendo un estés hídrico importante, y lo que hacen estas lluvias es hidratarlas, al tiempo que llega parte del agua al fruto, completando así la parte final de la maduración".

Y no son las únicas ventajas. También hay que tener en cuenta que estas lluvias sirven para lavar la uva, es decir, "para limpiar los restos de los tratamientos fitosanitarios que tanto se aplicaron este año; preparando así os racimos para la inminente vendimia", declara Manuel Méndez.

En su caso concreto esperan comenzar la recogida "entre finales de mes y principios de septiembre, dependiendo de cómo evolucionen el tiempo y el viñedo en las dos próximas semanas".

Las previsiones que tiene Pazo do Mar "son muy buenas" porque "los ataques de mildiu se controlaron y la brotación fue buena, dando origen al nacimiento de mucho racimo". De ahí que confíen en conseguir "en torno a un 20% o un 25% más de volumen que el año pasado".