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Visita de Stephen Hawking al Pazo de Rubiáns, en 2015. // Iñaki Abella

Arousa sortea a corto plazo la crisis del turismo británico pero prevé pérdidas desde septiembre

Pazo de Rubiáns, Quinta de San Amaro y Torre do Río dan por hechas las cancelaciones en las reservas de finales de verano y principios de otoño, dado que el viajero de Reino Unido que visita O Salnés evita agosto

La cuarentena obligatoria impuesta en Gran Bretaña a todos los viajeros que lleguen a las islas procedentes de España no se observa en O Salnés con tanto dramatismo como en el Levante, Baleares o Canarias. La razón es que la mayoría de los británicos que escogen las Rías Baixas para pasar unos días viajan en los meses de junio y julio, o en los de septiembre y octubre. Rehúyen los tumultos de agosto. Por ello, la crisis coincide temporalmente con un momento en el que el turismo británico tiene poca presencia en la comarca arousana.

Pero eso no significa que el sector turístico arousano vaya a salir indemne. De hecho, establecimientos que trabajan en gran medida con viajeros internacionales, como el Pazo de Rubiáns, en Vilagarcía, la Quinta de San Amaro, en Meaño, o la Torre do Río, en Caldas, ya han sufrido cancelaciones de reservas de particulares o agencias británicas.

Esto supone un mazazo considerable, porque aunque los viajeros británicos no sean muchos comparado con los españoles, tienen un poder adquisitivo elevadísimo. En la Quinta de San Amaro estiman que el turista procedente de Reino Unido gasta cada día en su destino entre 300 y 400 euros, el doble que un español. En el Pazo de Rubiáns calculan que un viajero británico consume en su establecimiento hasta 180 euros de media, frente a los 50 de un español.

Precisamente, en el pazo de Rubiáns muestran su preocupación ante la posibilidad de que la situación se enquiste y que desaparezcan los viajes entre Reino Unido y España. El gerente de la propiedad, Guillermo Hermo, sostiene que los británicos son el 40 por ciento de los visitantes de fuera de España que reciben. El porcentaje todavía estaba siendo más elevado este verano, pues desde el 15 de junio los residentes en Reino Unido supusieron casi el 80 por ciento de los visitantes extranjeros. "Tenemos la reserva de un grupo de británicos para agosto, y aunque todavía no nos comunicaron la cancelación, estamos esperando que nos llamen de un momento para otro".

Los británicos son muy aficionados a la botánica y los jardines históricos, y no es de extrañar que cuando el astrofísico inglés Stephen Hawking visitó Galicia en 2015, una de sus paradas fuese precisamente Rubiáns.

El sector turístico de O Salnés vive sobre todo del viajero de otros puntos de España. La presencia de extranjeros todavía es baja, lo cual durante esta crisis está suponiendo una bendición, pues los hoteles arousanos tienen cierto trabajo, frente a los desiertos en que se han convertido ciudades como Marbella o Benidorm.

Pero eso no significa que la comarca vaya a salir completamente sana de un eventual cierre turístico internacional. Ignacio Crespo, de la Quinta de San Amaro, explica que lo peor está por llegar. "Esto supone un daño a medio plazo. Ahora estamos en un momento en que si todo esto no va a peor, compensaremos con viajeros nacionales la falta de británicos. Pero el turismo internacional es importante porque nos ayuda a completar las temporadas medias". "Esto supone un retroceso a lo que logramos avanzar en los diez últimos años", prosigue Crespo, en referencia a la ansiada desestacionalización.

La Quinta de San Amaro ya ha sufrido igualmente anulaciones de ciudadanos de Reino Unido. "Lo mucho o lo poco que teníamos ya se ha cancelado todo".

Camino de Santiago

El hotel Torre do Río es uno de los negocios próximos a Arousa que trabaja con más turismo internacional, y el 60% de los extranjeros que recibe son ingleses. De estos, cuatro de cada diez acuden a Galicia para hacer el Camino de Santiago.

El gerente del establecimiento, Rodrigo Rey coincide con los anteriores en que la obligatoriedad de la cuarentena ordenada por Londres llega en un momento en el que, "no hace mucho daño", pero añade inmediatamente que, "ya hemos tenido cancelaciones para septiembre", puesto que al viajar fuera del país propio no queda más remedio que planificar con más tiempo de antelación.

También le anularon una reserva de estos días hecha a través de una plataforma de internet, a pesar de que el viajero ya no tenía derecho a la devolución del dinero. "Es comprensible. La gente no va a venir aquí de vacaciones para después pasar dos semanas confinados en su casa. Lo que hicimos en ese caso concreto es pasar la reserva para el año que viene, porque en la situación en que estamos tenemos que ayudarnos los unos a los otros".

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