Quizás no alcanzan el interés mediático como cuando las pintarrajeadas son las piedras de la catedral de Santiago, pero los atentados contra el patrimonio cultural gallego son un desgraciado goteo continuo. El último caso -al menos del que hay constancia- se ha registrado en el Concello de Meis y afecta a una destacada estación de arte rupestre.

Se trata de los petroglifos de Outeiro do Cribo, en la parroquia de Santa María de Armenteira, que en las últimas horas aparecieron pintados de rosa y blanco. Los autores del atentado contra un bien cultural de entre 3.000 y 4.000 años de antigüedad, quizás para mejorar la visibilidad de los gravados sobre la piedra, marcaron los surcos con lo que parece tiza.

Los petroglifos de Outeiro do Cribo, de los más relevantes de O Salnés e incluidos en el catálogo municipal, cuentan con varios elementos, entre ellos cérvidos y un destacado laberinto. Este último motivo es muy infrecuente en Galicia (los más famosos son los de Mogor) y se considera fruto de las relaciones de los pueblos prerromanos con el Mediterráneo.