Encontrado sin vida su hijo Óscar Ramiro el día que la madre cumplía 66 años, admite que "aún pienso que va a entrar por esa puerta. Había preparado para ese domingo una caldeirada para que los hermanos comiesen todos juntos después de la misa por su padre".

No olvida Evangelina Lago la escena que le tocó vivir en el entierro de su hijo, "no sabía a qué hijo debía atender. El que está preso me pedía esposado que no dejara de mirar por él, el que está inútil lloraba de rabia por la impotencia de no poder ayudar a buscar a su hermano en el mar desde el primer momento, yo en el medio de ellos y mi otro hijo delante en el ataúd".