El grovense Martín Castro, de 36 años y con parada habitual en el conocido como Cruce do Guardia -entre las calles Castelao y Luis A. Mestre-, es el único autopatrono de la localidad meca que ha implantado el sistema de apoyo a las mujeres que utilizan el taxi consistente en brindarles seguridad y protección hasta que entran en el portal de sus viviendas.
Se trata, sencillamente, de que el taxista espere hasta que sus pasajeras estén a salvo; "una medida que ya funciona en otras localidades, y que en algunas incluso es obligatoria, pero que en O Grove soy el único que la pone en práctica, por eso animo a mis compañeros a que hagan lo mismo", proclama el autopatrono.
Sabe que es una forma de evitar o prevenir las agresiones sexuales, y está convencido de que se trata de un servicio que las mujeres agradecen, y así se lo están transmitiendo.
Lo puso en marcha por su cuenta y riesgo, incluso diseñando su propio logo, porque diferentes clientas así se lo habían solicitado. "Esto de esperar a que entren a casa es algo que no da trabajo y que puede ser de gran ayuda", reflexiona.
"Este taxi espera a que estés dentro del portal", dicen las pegatinas que Martín Castro lleva pegadas en su coche. Y él está orgulloso de que así sea, "ya que están las cosas muy mal en todas partes y hay que hacer todo lo posible para ayudar a las mujeres y acabar con la violencia de género y las agresiones sexuales",
