El Ayuntamiento de Cambados trasladó los concursos de disfraces y de comparsas al salón José Peña, debido a la lluvia. Y aunque solo se presentó una comparsa a concurso, su actuación fue de las que no se olvidan con facilidad.
"Los lunes al col" es un grupo formado por una veintena de amigos, y al ritmo de las canciones de La Oreja de Van Gogh, Jennifer López o Carlos Vives, desmenuzó con mucha ironía y humor la actualidad local. Así, hicieron un alegato a favor de la "movida" de Cambados en los años 90, cuando locales míticos como el Pampamía, el Bubú, el Infantas, el Vagalume o los Barriles hicieron de la villa la capital del ocio juvenil de la comarca.
El grupo abogó también porque el Miércoles de Ceniza sea festivo local, en vez de Santa Mariña, y por la peatonalización de la plaza de Fefiñáns. "Teremos que conformarnos con que non pasen camións", era el estribillo de una de sus canciones. Otra de ellas, "Déixame gañar os cartos", era un alegato a favor de la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
Las fiestas siguen hoy en Cambados con el Enterro da Sardiña, en el que se quemará el VAR, la herramienta que se utiliza en el fútbol profesional para corregir los errores arbitrales. Empieza a las 18.00 horas con la degustación de dulces en la Praza do Concello, y el desfile fúnebre sale hacia San Tomé a las 19.00. Será a lo largo de esta mañana cuando el Ayuntamiento decida si se mantiene el programa previsto, o si se pasa al salón José Peña por culpa de la lluvia.
Mientras, en Vilagarcía, el desfile se aplazó, pero la mayoría del comercio decidió igualmente cerrar sus puertas durante la tarde de ayer. Entre eso, y la intensa lluvia que cayó por momentos, hizo que la ciudad pasase la tarde poco menos que desangelada.
Pero más allá de las actividades de Entroido organizadas por los ayuntamientos, son muchos los que deciden mantenerse al margen de la fiesta programada y pasar el día en grupos de amigos disfrazados. En Vilagarcía, el de Carlos Guerrero y Carlos Puga pasó la mañana cantando entre la plaza de Galicia, A Baldosa y A Mariña.
Mientras que en Cambados un nutrido grupo de mexicanos, en el que no faltaban ni los mariachis ni Frida Kahlo ni hombres ataviados como la Muerte, se reunieron para disfrutar de una larga velada en un restaurante de la villa, amenizada con las ácidas letras de sus "rancheras" y el calor de un buen cocido.
