El pasado 5 de febrero arrancó un nuevo año lunar, o lo que es lo mismo, un nuevo año dentro de la cultura tradicional china.Esa noche todas las familias del país asiático celebran a lo grande con una ceremonia muy similar a las que tienen lugar en Occidente en las fechas navideñas señaladas.

Precisamente esa noche sirve también de pistoletazo de salida a la conocida como Fiesta de la Primavera y que se extiende durante los siguientes 15 días. En China es muy festejado ese tramo porque se asocia con las únicas vacaciones que tienen en todo el año. De ahí que la llegada de nuevo año sea razón para motivo doble de celebración.

En Vilagarcía la llegada del conocido como "Año del Cerdo" también se celebró como se merece. Así lo hizo la familia Liu Zhu en su restaurante Dragón de Oro. Asentados hace ya cerca de 30 años en Vilagarcía, nunca han dejado de ser fieles a sus tradiciones. Shauowei, uno de los hijos de la saga, desvela que "es el día más importante del año porque se reúne toda la familia. Se come mucho y se bebe mucho también, pero sobre todo se disfruta de una manera muy similar a la Nochebuena aquí".

También llamada Fiesta de la Primavera porque es la estación que arranca en el hemisferio norte, el menú tradicional chino también ha ido dejando espacio a influencias más propias de la Ría. "Nunca pueden faltar alimentos como los jiaozi que son los raviolis chinos ni tampoco los fideos que simbolizan longevidad. El pescado también tiene que estar en la mesa porque asegura abundancia. Y tampoco falta la carne".

Pero Shaouwei no pasa por alto que "también hemos añadido lo mejor de la gastronomía de aquí. El marisco de las Rías Baixas no puede faltar. He probado el marisco en muchos sitios y como aquí no sabe en ningún lado. En China el marisco se asociaba a determinadas clases sociales muy elevadas, pero aquí le hemos hecho un hueco".

Auin Zhu, la madre de la familia, fue la encargada de ponerse a los fogones. A la mesa estuvo su marido Guang Jun y sus tres hijos, Iván, Lisa y Shaouwei. Además tocaba recibir un año, el del cerdo, que suele ser sinónimo de abundancia en los negocios y de fertilidad femenina. "El cerdo siempre estuvo muy ligado a la cultura de nuestro país. Hay doce animales que van rotando cada serie, pero el cerdo es uno de los años más esperados entre los chinos".

El propio Shauowei, al igual que su familia ya es un vilagarciano a todos los efectos. Tras llegar con apenas cinco años ni siquiera recuerda como empezó a hablar castellano, "fue un proceso bastante natural. Estudié en el colegio de A Lomba y en el IES Castro Alobre. Además mis hermanos ya nacieron en Vilagarcía". Incluso reconoce que el idioma chino solo lo emplean con sus padres, "y los hijos ya solo tenemos un vocabulario muy reducido. No tenemos el mismo caudal de palabras que en castellano".

Los propios hermanos Liu Zhu también son un claro ejemplo de la cultura oriental. Además del restaurante regentado por sus padres, ellos abrieron dos bazares, uno en Vilagarcía y otro en Pontevedra, "en China se inculca desde bien temprano el ser emprendedor en los negocios. Básicamente porque allí las condiciones laborales son muy malas y nos incentivan a ser autónomos. En la cultura del chino va el tener éxito y el intentar prosperar. Allí se tiene muy claro que trabajando para otros nunca se va a llegar a vivir bien".

Incluso la competencia adquiere cotas importantes entre los propios emprendedores chinos, todos ellos caracterizados por su espíritu de sacrificio, "el intentar darle la mejor vida a los hijos es algo que mueve mucho a las familias. En todos los países los chinos tienen sus propios negocios".

Una curiosidad que Shauowei comenta es que "el 90% de chinos de España proceden del mismo pueblo. Una cosa parecida a cuando los gallegos iban a Argentina. La mayoría de los chinos de España, Italia y Francia venimos de una zona que se llama Qintiang. Allí se apostó mucho por la emigración. Mi tío creo que fue el primer chino que vino a Pontevedra y poco después llegaron mis padres a Vilagarcía".

De lo que también le queda constancia a este vilagarciano nacido en China es que "desde la apertura del país al mercado económico mundial en 2001, la proliferación de negocios chinos es mucho mayor. Incluso en Vilagarcía, cuando éramos pequeños, solo estaba nuestra familia, pero ahora la población china creció mucho y cada vez somos más".

Toca entonces disfrutar del Año del Cerdo aunque sea a muchos miles de kilómetros de distancia de su lugar de origen y que también se haya claudicado a los encantos del marisco.