La avispa asiática tiene una gran capacidad de adaptación y colonización, por lo que puede provocar un importante impacto en el medio natural, puesto que a causa de su voracidad es capaz de reducir la biodiversidad de los ecosistemas provocando el desequilibrio poblacional de muchas especies autóctonas de insectos, especialmente abejas y otros polinizadores. Evidentemente, si disminuye la polinización de la flora silvestre se reduce la producción de frutos y se compromete la supervivencia de muchas especies de fauna.

De ahí la importancia del trabajo desarrollado por servicios como Emergencias O Grove, donde a través de las redes sociales animan a los vecinos a colaborar en el trampeo e incluso les muestran diferentes modelos de trampas comerciales que pueden adquirir y les explican cómo elaborar otras de forma totalmente artesanal y económica.

En este departamento explican a los vecinos que la captura de las reinas debe efectuarse entre los meses de febrero y mayo, ambos inclusive, para así atacar de raíz la especie invasora; cuando se registra la fase de construcción y máxima actividad de lo que se conoce como nido primario, que es el construido por la "reina fundadora".

Esos nidos primarios se van desarrollando hasta junio, cuando cada uno puede albergar hasta un centenar de avispas obreras. Es entonces cuando la reina decide abandonarlo para formar el nido secundario, que puede alcanzar hasta un metro de largo y puede albergar hasta 2.000 avispas criando unos 18.000 individuos.