En Galicia hay 3.337 bateas, cerca de 2.300 productores y medio centenar de asociaciones diferentes. Esto supone que, como media, cada entidad representa a 66 parques de cultivo y 46 bateeiros. Con estos datos en la mano es fácil entender que la mitilicultura necesita acabar cuanto antes con su fragmentación. Y en eso parecen estar todos absolutamente de acuerdo; el problema surge a la hora de decidir cómo hacerlo. El pasado verano los bateeiros parecían dar un paso decisivo en pro de esa unidad. A falta de los últimos flecos se anunciaba entonces el nacimiento de una gran organización de productores que iba a aglutinar inicialmente 1.300 bateas. Sin embargo, aquello no se concretó, o al menos nunca más se supo de los pasos que se estaban dando y, que conste oficialmente, dicha federación sigue pendiente de constitución. Dicha plataforma, impulsada entre otros por Francisco Padín, el presidente de la cooperativa Amegrove, apareció en escena coincidiendo en el tiempo con los movimientos que daba otro grupo, el de "Bateeiros Unidos", cuyo objetivo era exactamente el mismo: la unidad del sector. Pero esta segunda corriente también parece detenida, aunque su portavoz, Rosa María Blanco, declaró ayer que siguen "manteniendo reuniones para analizar cosas y posibilidades, porque algo hay que hacer". Otras fuentes del sector sostienen que "de aquellos movimientos solo queda latente un sentimiento en el que todos coincidimos, el de la unidad, pero la llama se apagó por completo y todo se ha parado". Lo confirman incluso bateeiros que participaron en aquellos movimientos en pro de la fusión asociativa, quienes reconocen que "una vez más se ha vuelto a demostrar que es misión imposible". A la espera de acontecimientos, pues en cualquier momento pueden surgir de nuevo las voces que reclamen esa unidad de acción, hay que destacar que aquella federación que parecía abanderar Amegrove hasta el pasado otoño parecía un movimiento serio. El propio Francisco Padín confirmaba la puesta en marcha de esta organización, cuyo objetivo fundamental era acabar con la histórica fragmentación del sector y reflotarlo. Junto a Amegrove, que aportaba alrededor de 330 bateas, participaban en aquel movimiento entidades como Cons do Udra (Bueu), con más de 300 parques; Socomgal (Moaña), con más de 200; Cabo de Cruz (Boiro), 150 bateas; la asociación Illa, con 200 bateas; y Proinsa, con un centenar de parques.