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Manuel Dios: "La construcción del puente pudo ser el detonante para ir a por el Concello"

"No tenía aspiraciones políticas, así que no dudé ni un momento al dejar el PSOE y embarcarme en Arousa Unida"

Manuel Dios, ayer, frente a la primera sede del Concello de A Illa. // Noé Parga

Manuel Dios Oubiña tiene hoy 57 años y es profesor de Primaria en Tremoedo (Vilanova). Fue alcalde de Vilanova por el PSOE entre 1989 y 1995, y posteriormente primer "alcalde" de A Illa -en realidad el cargo era presidente de la comisión gestora- desde 1997 a 1999. Manolo Dios, como es conocido, fue un personaje clave en el proceso de segregación de A Illa de Vilanova -ayer se cumplieron 18 años de la publicación del decreto autonómico que la autorizó- y se puso al frente de Arousa Unida, un partido político formado por isleños de todas las ideologías que en 1995 concurrió a las elecciones municipales para conseguir aquello por lo que tanto lucharon.

-¿Sintió o recordó algo en especial al saber que hoy (por ayer) se cumplían 18 años del histórico decreto de la segregación?

-La verdad es que ha pasado tanto tiempo que las emociones se han ido enfriando. De todos modos, el día más importante para nosotros fue el 1 de enero de 1997, cuando nos constituimos de forma oficial en Concello.

-¿Recuerda qué estaba haciendo cuando le dieron la noticia de la publicación del decreto y cómo lo celebró?

-La verdad es que no recuerdo qué estaba haciendo... Lo que sí recuerdo es que ese día nos reunimos la comisión vecinal para celebrarlo entre todos.

-¿Por qué "explotan" los deseos de segregación a partir de 1987?

-En A Illa siempre hubo un sentimiento muy fuerte de independencia, ya fuese por su insularidad o por el carácter de su población. En 1985 se había conseguido la construcción del puente, lo que también fue un momento histórico. El puente pudo ser el detonante del sentimiento de que ya solo nos faltaba el Concello. Enseguida prendió la mecha y se agrandó como una bola de nieve. Nadie en A Illa se oponía a eso.

-¿La reivindicación de independencia era más una cuestión de sentimiento o de necesidad de infraestructuras?

-El sentimiento era lo más poderoso. Pero tampoco era un sentimiento ajeno a la situación de la localidad, y se pensaba que la segregación implicaría una mayor cohesión social y un mayor desarrollo económico. La segregación era para nosotros la solución a muchas inquietudes que se habían alimentado durante décadas.

-¿Por qué había oposición en ciertos sectores de Vilanova?

-Vilanova era la capital del Ayuntamiento, y es comprensible que ningún Ayuntamiento quiera perder territorio, población y recursos económicos. Hay que decir que la oposición era mayor en el casco urbano que en el rural, pero que de todos modos tampoco era un sentimiento unánime ni frontal. Creo que al final incluso los que se oponían aceptaron nuestro deseo de independencia como algo natural y de hecho no fue especialmente difícil llegar a acuerdos.

-Usted era alcalde con el PSOE. ¿Le molestó o decepcionó que muchos socialistas del continente estuviesen contra la segregación?

-Evidentemente sí. Me decepcionó que en el propio grupo municipal socialista de Vilanova no fuese aceptado el deseo tan intenso que había en A Illa. Fue un proceso poco agradable, pero ya superado... Curiosamente, en A Illa ya teníamos una agrupación socialista propia. Debíamos ser el único municipio con dos agrupaciones socialistas diferentes.

-¿Le costó mucho en 1995 dar el paso de dejar la seguridad política del PSOE para ponerse al frente de un proyecto incierto, como era Arousa Unida?

-No lo dudé ni un momento porque además no tenía aspiraciones políticas elevadas dentro del partido. Aposté por aquel proyecto que era Arousa Unida con todas las consecuencias. Mi objetivo era atender aquel clamor arousano que yo mismo tenía. No sacrifiqué nada.

-¿Y qué opinaba Manuel Fraga?

-Supongo que al principio sería reticente, como cualquier presidente autonómico al que se le plantea una segregación. Pero al final lo apoyó, y fue quien tomó la decisión de dar curso a la segregación.

-¿Hay alguna persona o personas de A Illa cuya contribución a la segregación fuese especialmente importante?

-No quisiera personalizar el proceso. Hubo muchas personas importantes y decisivas. Quisiera atribuir el mérito a todas las personas que lucharon por aquel sueño, y no reducirlo a nadie en concreto.

-¿Le gustaría que en enero se celebrase de alguna forma el 18 aniversario del Ayuntamiento, su "mayoría de edad"?

-El 18 tampoco parece un número muy redondo. Creo que hay otros más habituales de este tipo de conmemoraciones, como el 10 o el 25. Hay fechas más emblemáticas, y supongo que esas sí que no se deberían dejar escapar.

-En la actualidad se está hablando precisamente de lo contrario, de la fusión o agrupación de municipios. ¿Podría A Illa terminar integrada en otro Concello o en una agrupación en un futuro?

-A Illa ya está agrupada en la Mancomunidade do Salnés, que está pensada para resolver problemáticas compartidas, como el abastecimiento de agua. Cumplimos nuestro rol dentro de la comarca y está claro que no estamos solos. Fuera de eso, tener un municipio con competencias de desarrollo propias es algo irrenunciable.

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