El sector bateeiro gallego atraviesa momentos difíciles a causa de las biotoxinas marinas, pero no son los únicos que lo pasan mal. Y si no que se lo pregunten a los cultivadores del oeste de Francia -más concretamente en zonas como Normandía- donde producen importantes cantidades de mejillón en estacas, un sistema consistente en colocar redes alrededor de palos que entierran en el lecho marino para que el molusco se fije a ellos.

Resulta que los franceses padecen pérdidas de producción de entorno al 90% a causa de una inusual y masiva mortandad de su producto, achacada por los productores y los científicos galos tanto a la contaminación de las aguas como a la introducción de bacterias en las mismas mediante la importación de bivalvos contaminados en otros países.

Desabastecimiento

La preocupación llega a tales extremos que en el puerto francés de La Rochelle hablan de "catástrofe" para la economía local y ya han organizado movilizaciones para protestar por la mortandad de ostras y mejillones, reclamando acciones para reducir la contaminación y mejorar la calidad de las aguas.

Como ocurre en Galicia, en aquella región francesa también sufren desabastecimiento, lo cual ha llevado a los restaurantes especializados en mejillón a recurrir a las importaciones.

50 piezas

A este respecto, cabe decir que la producción de Normandía no es suficiente para abastecer la demanda, de ahí que frecuentemente se envíe desde Galicia al país vecino mejillón pequeño, el conocido como "lacasito", con más de 50 piezas por kilo. Este molusco se vende en los puertos gallegos a entre 0,30 y 0,50 euros por kilo, y lo que hacen los franceses es mezclarlo con el suyo y comercializarlo por encima de 1,5 e incluso, cuando hay escasez, como ahora, a más de 3 euros por kilogramo.

El problema es que ahora, a pesar del mal momento que atraviesan los franceses, los bateeiros gallegos tampoco pueden venderles su producción debido al cierre masivo de los viveros a causa de las biotoxinas y el "lacasito" sigue en las cuerdas.