Cuando la campaña en contra de la construcción del campo de golf público de O Grove parece intensificarse, la comunidad de montes de San Vicente salta a la palestra no solo para defender esta opción, sino para recordar que los 18 hoyos van a situarse en sus propiedades.

Por esta razón, los comuneros piden que se respete su decisión y recuerdan que, como legítimos propietarios de la parcela, pueden hacer con ella lo que les venga en gana, siempre que, como creen que es el caso, redunde en beneficio del interés general de la parroquia.

Apelan a la creación de puestos de trabajo, a la desestacionalización del turismo y a la necesidad de obtener ingresos extraordinarios para poder mantener sus montes. Esos son los argumentos centrales que manejan para defender este proyecto, el cual, insisten una y otra vez, va a desarrollarse -en un 80% de la superficie total del campo- dentro de las propiedades comunales, por lo que entienden que solo ellos, los comuneros, pueden tomar esta u otra decisión. La junta rectora de la comunidad reprocha así "los ataques y descalificaciones de todo tipo" vertidos en las redes sociales y salen al paso "de un movimiento que recoge firmas de desaprobación al campo de golf en Internet".

Al mismo tiempo reprochan las declaraciones del presidente de la comunidad de montes de San Martiño -también en contra del terreno de juego- y, en definitiva, quieren dejar claro que el proyecto es positivo para sus intereses y los de O Grove.

De manera contundente, la comunidad de montes de San Vicente recalca que "no somos terroristas ecológicos ni amamos menos que otros la naturaleza y el paisaje".

Dicho esto alegan que respetan las opiniones de los demás y exigen que también se respete la suya, a lo que añaden que el conjunto de los comuneros se pronunciaron a favor del campo de golf en dos asambleas, "ejerciendo su derecho a voto de forma democrática y como propietarios que son de los terrenos" que está previsto ceder para las 18 calles del golf.

Esos terrenos, que habitualmente se sitúan en Feáns, "corresponden realmente a Monte de Barroqueiras, Coviña do Inferno y Con do Trebo", es decir, parcelas adjudicadas por el Jurado Provincial de Montes a estos comuneros grovenses.

Así pues, apelan a una simple "cuestión de propiedad" y puntualizan que "no estamos hablando de un monte público municipal, sino de un tipo reconocido de propiedad privada, como es la comunal".

Esto es tanto como decir que "la capacidad de decisión sobre el futuro del monte no atañe a todo el mundo, sino que es competencia de esta comunidad de montes, que como propietaria reclama su derecho a administrar y disponer de los terrenos sin injerencias externas de ningún tipo y solo sometida a las limitaciones que nos marque la ley".