Los vecinos de la localidad de Meaño completaron la restauración de la capilla de San Amaro, una pequeña ermita del siglo XVII sita en el barrio del mismo nombre y a la que, con sus apenas 45 metros cuadrados del interior, le cabe el honor de ser considerada la más pequeña de O Salnés.

Su nueva imagen se pondrá oficialmente de largo el próximo día 15 de enero con motivo de la celebración de la festividad de este santo en Meaño. Se pretendía incluso contar para la ocasión con la presencia del arzobispo de Santiago, Julián Barrio, pero dada su apretada agenda es previsible que dicha visita se postergue, aún cuando su compromiso es firme para visitar las obras de la ermita en los próximos meses. Sería la primera vez que un arzobispo ponga pie en este santuario meañés.

Liderados por las directivas de la asociación de vecinos y del coro parroquial y el cura párroco José Manuel Taibo, los vecinos aportaron durante el último año donativos particulares que, junto a una subvención de la Diputación -una de la últimas gestiones de Jorge Domínguez-, hicieron posible recaudar los casi 10.000 euros que se invirtieron en la reforma. La misma conllevó obras de albañilería, carpintería y electricidad que realizaron pequeñas empresas locales. Por la primera se dotó al santuario de un nuevo tejado y se procedió al encintado de las paredes de piedra del exterior, todo ello con el objeto de evitar las goteras y humedades que asomaban dentro.

En cuanto a la obra de carpintería se habilitó un artesonado de madera a dos aguas para cubrir el techo del interior del templo, y se habilitó un pequeño friso tras el altar a modo de retablo del que carecía la ermita. Finalmente las obras de electricidad conllevaron la dotación de una decena de focos que iluminan el interior el artesonado de madera y dan una luz indirecta a todo el templo.

Las obras fueron aprovechadas además para encastrar en la pared sur del exterior ganchos en los que asegurar la carpa que cada año se habilita para cubrir el pequeño atrio que alberga la fiesta del santo. El presidente de la asociación de vecinos Isidoro Fontán, que fue uno de los más involucrados en este proyecto, reconoce que "ahora falta por amueblar el atrio con unas jardineras porque los grandes maceteros que habían donado y dispuesto hace unos años los dueños de la Quinta de San Amaro para embellecer el recinto han sido derribados por el viento con los temporales de estas navidades y se han roto".

Los vecinos se afanaban estos días por dar sus últimos retoques a las obras y limpiar el interior del santuario con miras a que todo estuviera a punto para el comienzo de la novena que se iniciaba este pasado miércoles, por lo que los devotos que se acerquen ya estos días por el templo a partir de las 19.30, que es la hora de inicio de la novena, pueden ver ya la nueva imagen de la ermita en todo su esplendor.

La capilla de San Amaro fue erigida sobre un pequeño promontorio rocoso en este barrio meañés. La única constancia histórica que nos acerca a su fecha de construcción se halla en la primera página del primer libro de muertos que se conserva en la parroquia y donde textualmente se refiere: "El licenciado Clemente da Bouzada, que murió en el año 1654, fue el fundador de la capilla de San Amaro sita en esta parroquia de Meaño". Se indica además en él que la mandó construir a imagen y semejanza de la capilla de San Benito de Lores -la anterior a la que hoy se conserva-. Desde entonces en San Amaro se rindió culto cada 15 de enero al santo de origen francés, discípulo de San Benito y que es considerado abogado de los males de piel.