En temporadas anteriores, la actual estación estaba caracterizada por el ataque del mildiu a los viñedos. Esta vez, a causa de la sequía padecida durante prácticamente todo el otoño y el invierno, la intensidad del mildiu es mucho menor y sus ataques apenas preocupan, ya que la brotación se ha retrasado de manera considerable. Sin embargo, hay otros problemas ahora que las yemas empiezan a despuntar, y entre ellos destaca la presencia de pedroulo, tanto en los viñedos como en las plantaciones de camelia.

El pedroulo es un insecto que puede causar importantes trastornos, sobre todo porque su erradicación requiere medios mecánicos, o lo que es lo mismo, hay que eliminarlo prácticamente a mano, ya que no existen insecticidas registrados que sirvan para combatirlo. Y además hace gala de una gran voracidad, lo cual puede causar trastornos durante el proceso de brotación de la vid.

En la Estación Fitopatolóxica do Areeiro (EFA), el centro de control y seguimiento de parcelas, plantaciones y terrenos dependiente de la Diputación de Pontevedra, indican que "en la brotación pueden verse los síntomas de la alimentación de este insecto, que ingiere yemas, brotes jóvenes y hojas en fase de apertura". Puntualizan que "normalmente los daños no son muy importantes, pero puede haber casos excepcionales, con poblaciones especialmente elevadas", y de hecho parecen haberse registrado ya algunos procesos así en diferentes subzonas productoras.

Otros especialistas consultados señalan que no es posible actuar contra las larvas, puesto que permanecen enterradas a profundidades de entre 30 y 80 centímetros.

Tratamientos

En cualquier caso se apunta la posibilidad de tratar con un insecticida granulado de suelo en forma preventiva, siempre antes de que eclosionen los huevos. Por tal motivo, "la mejor solución es combatir los adultos para evitar los daños en la parte aérea, protegiendo los brotes y reduciendo las puestas".

También se explica que "el tratamiento se hará en pulverización, mojando bien la cepa, soportes de espaldera y emparrado con productos como metil-azinfos, carbaril, diazinón, malatión o deltametrina".

En la EFA también se refieren a las posibilidades de tratamiento y aclaran que "en el registro del ministerio no se recoge ningún insecticida registrado" para el control del pedroulo, "por lo que en estas situaciones se recomienda solicitar consejo a los técnicos, además de eliminar mecánicamente los adultos que se encuentren".

Para lo que sí hay tratamiento, y se recomienda aplicarlo, es pata el "ácaro del botón floral" que tantos daños causa en las camelias. "La elongación de los brotes que se produce tras la floración de primavera es el momento idóneo para aplicar un acaricida frente a este insecto, que es responsable de la caída de los botones florales antes de que abran", argumentan en la Estación Fitopatolóxica do Areeiro.

Un coleóptero propio de Galicia que alcanza los 12 milímetros

El pedroulo, pedrolo o pedreses es un coleóptero propio de Galicia y desconocido en el resto de España que puede medir alrededor de 12 milímetros –en el caso de las hembras–. Su cuerpo es de color negro y está recubierto por escamas ovaladas de color gris o blanco.

Los técnicos indican que la hembra hace la puesta en grupos de huevos recubiertos por una sustancia gelatinosa, de donde salen unas larvas sin patas, arqueadas, blancas y blandas, de cabeza color marrón oscuro, que hacen vida subterránea, alimentándose de raíces.

Sale al exterior de forma escalonada, entre marzo y junio

Los adultos del pedroulo permanecen agazapados durante el día –suelen esconderse en el follaje de la viña– y se mueven por la noche. Después de invernar bajo tierra salen a la superficie de forma escalonada, en un proceso que se prolonga durante semanas.

Los expertos consultados señalan que este insecto suele presentar su mayor actividad entre finales de marzo y principios de junio.

Un voraz enemigo que en esta época ataca a los brotes

El pedroulo es un insecto voraz, capaz de destruir brotes y hojas, siendo los daños más importantes los ocasionados por los ejemplares que interrumpen su invernación y salen al exterior a lo largo del mes en curso, coincidiendo con él "desborre" de la viña, puesto que destruyen los nuevos brotes.

Por el contrario, los ejemplares que emergen en mayo o junio suelen centrar su alimentación en los bordes de las hojas, por lo que causan un daño mucho menor.

Otra cosa bien diferente es lo que sucede con las larvas, que solo comen diminutas raíces. Los daños causados mientras permanecen enterradas son mucho más difíciles de evaluar, aunque si se acumula un número suficiente de larvas pueden afectar a las cepas.

La excoriosis y el mildiu

Al analizar la situación de los viñedos, en la EFA inciden en que "el desarrollo de la vegetación no es suficiente para ser receptivo al mildiu, que es a partir de diez centímetros de longitud de brote". Es por este motivo que los propios técnicos insisten en que "todavía es pronto para iniciar los tratamientos frente a esta enfermedad". En cuanto a la excoriosis, cuya presencia en algunas parcelas fue detectada hace semanas, los especialistas reiteran que "la sequía que estamos sufriendo es desfavorable al desarrollo de esta enfermedad", aunque si se registran precipitaciones a lo largo de la primavera "pueden darse condiciones de infección". Por esta razón, es recomendable aplicar un tratamiento en la brotación de la viña, durante los estados fenológicos D y E. Como se explicaba hace un par de semanas, existen dos estrategias de tratamiento, una basada en los fungicidas de contacto y la otra consistente en una única aplicación en estado fenológico D mediante un fungicida con fosetil-Al.

El manzano y el kiwi

Las condiciones meteorológicas actuales, y las que se arrastran desde hace meses, obligan a extremar la precauciones en los diferentes cultivos.

Puede que la ausencia de lluvias impida la aparición de plagas habituales, pero los problemas existen, aunque se presenten de otro modo.

En el caso de las plantaciones de manzano, en la EFA advierten de que la ausencia de lluvias frena la aparición de infecciones como el moteado, pero son conscientes de que si llegan las precipitaciones habrá que actuar, "especialmente en las variedades más sensibles".

Asimismo, en las plantaciones que sufren ataques de moteado todas las campañas "es recomendable aplicar un tratamiento preventivo antes de la apertura de la flor".

También se aconseja tratar, con un fungicida a base de cobre, cuando se generalice la brotación del kiwi, con el propósito de reducir la incidencia de una enfermedad tan grave como la bacteriosis.