La casa ubicada en A Fontaíña, en Guillán, afectada por las obras de la circunvalación norte de la ciudad y amenazada con el derribo, sigue en pie a pesar de las cargas explosivas utilizadas en sus inmediaciones para la ejecución del nuevo vial de alta capacidad. Sus propietarios mantienen la esperanza de poder recuperarla una vez que finalicen las obras y que se demuestre, como esperan que ocurrirá, la solidez del inmueble a pesar de los envites recibidos.

Manuel Moro y su esposa Carmen, que fueron desalojados de su vivienda hace unos días cuando empezaron a dinamitar la zona para formar la calzada de la circunvalación a escasos metros de la casa, siguen cada uno de los trabajos del vial de forma muy atenta.

Sobre todo después de que el pasado viernes el ingeniero encargado de las obras les diera el ultimátum y les dijera que ayer iban a proceder al derribo de la vivienda. Los moradores retiraron el mobiliario con ayuda de familiares, amigos y vecinos, al tiempo que reiteraron la petición de que no se procediera a la demolición de la casa.

Tras una mañana de tensa espera, los operarios procedieron sobre las tres de la tarde a colocar una nueva carga de dinamita en las obras en una zona muy próxima a la casa y, a pesar de la nueva explosión, el edificio se mantuvo en pie.

Lo que piden los propietarios es que continúen los trabajos sin tocar el inmueble y que sólo procedan a su derribo si éste se desmorona o sufre grietas estructurales como consecuencia de las voladuras.

De momento no saben qué sucederá con su casa, aunque confían en que supere tanto las reticencias del ingeniero como las explosiones y vuelva a convertirse en un hogar en cuanto finalice la ejecución de la circunvalación.

Las obras de ejecución de la variante norte de Vilagarcía provocaron otras molestias vecinales como el secado de algunos pozos de agua entre las zonas de Trabanca Sardiñeira y de Guillán, dado que las excavaciones interrumpieron el canal subterráneo que los alimentaba.