Una chimenea siempre es sinónimo de calidez y confort. Hoy en día no hace falta disponer de un espacio mastodóntico para lucir un elemento de este tipo en el salón. Los diseños actuales son versátiles tanto en diseño como en tecnología. Los combustibles han ido evolucionando desde la madera tradicional hasta llegar al bioetanol.
En ningún momento se puede obviar que la chimenea condiciona la disposición del resto de los muebles y complementos de la sala. Lo mejor es optar por distribuciones sencillas. Por ejemplo, se puede pegar un sofá a una de las paredes y sumar una mesa de centro. Para que el espacio sea mas funcional es posible añadir uno o dos butacones a los lados.
En uno de los laterales del sofá puede ubicarse una lámpara de pie o una de sobremesa en una mesita de cristal o de madera con sobre de mármol. Esa idea resulta ideal cuando se pretende crear un espacio de lectura. Una buena alfombra resulta imprescindible, de lana en invierno y de algodón o seda en los meses cálidos.
La televisión siempre es un elemento discordante, para qué negarlo, pero si no queda más remedio que integrarla en la sala de estar es posible hacerle un hueco en la misma pared, sobre la chimenea. Lo bueno de los modelos con pantalla plana es que ahorran espacio. Otra posibilidad es esconderla en una librería integrada o en un mueble que en ningún caso debe parecer "el mueble de la tele".
Los tonos claros siempre ayudan a crear ambientes distendidos. Unos sofás blancos y unas mesas bajas de teca crean un espacio cómodo y acogedor en el que apetece quedarse largas horas.
Los materiales empleados para las chimeneas van desde la piedra, muy utilizada en los modelos de estilo francés inspirados en el estilo borgoñés del siglo XIX, al mármol, que siempre se relaciona con las típicas decoraciones italianas. La madera, en cambio, es el material preferido por los británicos para construir chimeneas que resisten con holgura el paso de los años, y en muchos casos, hasta de los siglos.
