Fue siempre pueblo-camino, al final del cual se levanta la iglesia de Santiago, del siglo XVI, con restos románicos y un notable retablo renacentista. Del primitivo templo conserva su ábside, toda la serie de canecillos originales y el rosetón historiado; fue reconstruido y ampliado en 1523.Sobre esta villa burgalesa se alza como un imponente murallón rocoso los montes Obarenes, uno de cuyos pasos franqueables es precisamente el desfiladero de Pancorbo, camino transitado ya desde la época romana, cuando la Via Aquitania unía las tierras de Las Galias y de Hispania hasta Galicia.
Este pueblo burgalés conserva calles estrechas y empinadas de inconfundible aire medieval reforzadas por la arquitectura de sus casas a base de entramados de madera de gran tipismo e interés artístico. Todo el conjunto se distribuye de forma escalonada a lo largo de la estrecha garganta, y el caserío remata defendido por los restos de dos castillos -el de Santa Marta y Santa Engracia- y por la muralla terminada de construir en el siglo XIII. Como elementos de arquitectura popular destacan las casas solariegas existentes en la localidad, en especial, la Casa de las Monjas, situada en la calle Real. También el Torreón de la Cárcel, o el propio edificio del Ayuntamiento, con soportales y escudo.
Cruzando el Oroncillo, el río que atraviesa la villa, se descubre la fachada barroca de la iglesia de San Nicolás, del siglo XVIII, aunque con elementos anteriores como la torre que data de época medieval. En su interior alberga un interesante Cristo yacente y una Cruz parroquial gótica. En lo alto del desfiladero aparece la ermita románica del Cristo del Barrio y Nuestra Señora del Camino, ambas situadas en un bello paraje en el centro de la garganta y de profunda devoción popular.
El castillo de Pancorbo estaba considerado una de las puertas de Castilla y por él lucharon cristianos y árabes, reyes, nobles y caballeros que encontraban en este valioso lugar de paso no solo una estratégica situación defensiva, sino también una dinámica actividad comercial, principalmente gracias a la colonia de judíos aquí establecidos.
En la plataforma superior del denominado Cerro del Castillo, que constituye la cota más elevada de la sierra, con una altura máxima de 1.038 metros, se alza el Fuerte de Santa Engracia, ubicado sobre los restos de un castro. Fue construido entre los años 1794 y 1797, como último reducto defensivo en el interior peninsular en el frente de los Montes Obarenes, desde Frias hasta las Conchas de Haro.
Muy cerca se encuentra el Parque Natural de los Montes Obarenes. Su principal atractivo lo constituyen los numerosos cañones y cortados modelados por los ríos, sin olvidar los bosques donde habita una rica fauna y flora.