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Historia natural

Declarado Conjunto Histórico Artístico, San Martín del Castañar es uno de los pueblos emblemáticos del parque natural de Las Batuecas-Sierra de Francia. Su castillo es hoy museo y Centro de Interpretación de esta Reserva de la Biosfera salmantina

Puente medieval. // salamancaemocion

Enclavado en el parque natural de Las Batuecas, San Martín del Castañar tiene en sus características paisajísticas y naturales uno de sus mayores atractivos, además de un patrimonio histórico enriquecido con la cultura popular que aún conserva en sus tradiciones, costumbres, folclore y gastronomía. Encaramado a una atalaya, es Conjunto Histórico Artístico desde 1982, y hoy su castillo del siglo XV acoge el Centro de interpretación y recepción de visitantes de la Reserva de la Biosfera de las Sierras de Béjar y Francia.

Este territorio de 199.140,48 hectáreas ostenta el título de la Unesco desde 2006 por su biodiversidad y características únicas en una naturaleza apenas alterada por el hombre. El recorrido por el nuevo espacio resalta la convivencia de lo local con lo global, la relación de las personas con el territorio. Ya en el interior de la fortaleza, "El pasadizo de los por qués", "La gran sala del mundo" y "La mesa del compromiso" sirven de guía mediante montajes audiovisuales, materiales naturales y juegos de luz y sonido para conocer la esencia de la zona protegida, sus valores ecológicos, culturales y etnográficos.

El centro también ofrece información histórica y patrimonial sobre la fortaleza que le presta sus muros. En la torre del castillo se ha construido un mirador privilegiado sobre ambas sierras y el caserío de San Martín del Castañar, un pueblo con encanto en el que el tiempo parece haberse detenido. Un núcleo que remonta sus orígenes a una época prerromana y que conserva testimonios del pasado como la estela colocada en el atrio de la iglesia románica o sus casas blasonadas. Entre sus diversos monumentos cuenta también con un puente que un día formó parte de la calzada romana que se encuentra sobre el río Francia. Ascendiendo por este secular viaducto se llega hasta las ermitas del Socorro y del Humilladero, esta última situada muy cerca de la corriente que presta frescor, recreo y baño en los días calurosos, un idílico lugar de paseo y descanso.

El patrimonio de este hermoso pueblo se disfruta en todos sus rincones de su entramado serrano, desde recoletas plazas a estrechas callejuelas de arquitectura típica de piedra y madera. El centro neurálgico de la villa es su plaza mayor con soportales y empedrada en la que no falta manantial y fuente. Los vecinos aún hoy acuden a embotellar el agua por su calidad. Muy cerca del pueblo hay otros puntos de parada ineludible como el monasterio de San José, enclavado en lo más profundo del valle de Las Batuecas.

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