Ponerse a dieta de manera repetida puede llevar al aumento de peso porque el cerebro interpreta las dietas como hambrunas cortas y lleva a la persona a almacenar más grasa para hacer frente la escasez futura, concluye una nueva investigación de las universidades de Exeter y Bristol, en Reino Unido.

Esto puede explicar por qué las personas que intentan seguir dietas bajas en calorías a menudo comen en exceso cuando no hacen dieta y, por lo tanto, no consiguen mantener el peso perdido. Por el contrario, los cuerpos de las personas que no hacen dieta aprenderán que los suministros de alimentos son seguros y no necesitan almacenar tanta grasa.

El estudio, publicado en la revista 'Evolution, Medicine and Public Health', se basa en observaciones de animales como las aves. Los animales responden al riesgo de escasez de alimentos mediante el aumento de peso, razón por la cual las aves de jardín están más gordas durante el invierno cuando es más difícil de encontrar semillas e insectos.

Los autores estudiaron un modelo matemático de un animal que sabe si la comida es abundante o limitada en ese momento, pero no sabe cuándo las cosas van a cambiar, por lo que debe aprender sobre la variabilidad antes de decidir cómo de gordo debe ser. El modelo muestra que si se restringe el suministro de alimentos a menudo (como lo sucede cuando se está a dieta) un animal óptimo --el que tiene la mejor posibilidad de transmitir sus genes-- debe ganar exceso de peso entre la escasez de alimentos.

Solución: comer algo menos de continua y hacer ejercicio

"Sorprendentemente, nuestro modelo predice que el aumento de peso promedio para los que hacen dieta será realmente mayor que el de aquellos que nunca están a dieta. Esto ocurre porque los que no hacen dieta aprenden que el suministro de alimentos es seguro, por lo que hay menos necesidad de asegurarse las reservas de grasa", el doctor Andrew Higginson, profesor titular de Psicología en la Universidad de Exeter, en Reino Unido.

Con cada vez más personas que se vuelven obesas, los científicos están buscando razones evolutivas para explicar por qué muchas encuentran difícil resistirse a comer en exceso. Los seres humanos evolucionaron en un mundo donde la comida era a veces abundante y a veces escasa y, en este último caso, aquellos con más grasa tendrían más probabilidades de sobrevivir.

Hoy en día, las personas pueden entrar en un círculo vicioso de aumento de peso y realización de dietas cada vez más severas --las llamadas dietas yoyó-- que sólo convencen al cerebro de que debe almacenar cada vez más grasa. El modelo de los investigadores predice que el deseo de comer aumenta enormemente a medida que avanza la dieta y este impulso no disminuirá conforme se gane peso porque el cerebro se convence de que es probable que se produzcan periodos de hambrunas.

"El cerebro puede estar funcionar perfectamente, pero la incertidumbre sobre el suministro de alimentos desencadena esa respuesta desarrollada para aumentar de peso", dice el profesor John McNamara, de la Facultad de Matemáticas de la Universidad de Bristol.

Entonces, ¿cómo se debería tratar de perder peso? "Nuestro trabajo sugiere que comer sólo un poco menos de lo que deberían de forma mantenida en el tiempo y hacer ejercicio físico es mucho más probable que ayude a las personas a alcanzar un peso saludable que seguir dietas bajas en calorías", dice el doctor Higginson.