| El cine europeo sigue de luto. Apenas dos días después de la muerte de Milos Forman, el gran cineasta checo que triunfó en Hollywood, falleció en Roma el maestro italiano Vittorio Taviani. Tenía 88 años y deja tras de sí un legado imperecedero, realizado a cuatro manos con su hermano Paolo.

"¡Es imposible decir dónde termina el café y dónde empieza la leche!", aseguraban los hermanos cuando les preguntaban sobre quién aportaba qué en su obra en común. Como los Coen, los Taviani no se pueden entender el uno sin el otro. En sus más de seis décadas de carrera compartida, los dos hermanos toscanos completaron una brillante filmografía conjunta en la que destacan varias obras maestras. Acaso la primera sea "Padre Padrone", de 1977, con la que triunfaron en el Festival de Cannes y que les dio fama internacional.

En los años siguientes, los Taviani realizarían algunos de sus filmes más conocidos. Como la tragicomedia "La noche de San Lorenzo" (1982), ambientada en la Italia fascista, o "Good Morning, Babilonia" (1987), una oda de amor al cine protagonizada por dos hermanos que emigran a Estados Unidos y logran trabajar como decoradores para David Wark Griffith. Aun en su senectud, los Taviani dieron muestras de un gran vigor narrativo con un filme clave como "César debe morir" (2012), traslación de la tragedia shakesperiana al mundo carcelario, que fue Oso de Oro en Berlín.