El periodista Roberto Saviano vuelve a contar historias de la camorra napolitana con "La banda de los niños" (Anagrama), una novela en torno a un grupo de jóvenes sobre el que sobrevuela el lema de "vive deprisa y muere deprisa" y con el que el autor aborda un problema que asola a esta zona de Italia.

"Que por qué no se habla tanto de esto en otros países? Pues porque se ignora la periferia, como ocurre en España. Aquí nadie cuenta quién manda, quién gestiona el hachís o la coca, quién extorsiona... la periferia española es la menos contada en Europa. Y eso se debe a que no hay muertes, que es el primer elemento para una noticia", ha señalado.

"La banda de los niños" es la historia de Nicolás Fiorillo (alias "Marajá") y el ascenso con su banda adolescente en una Nápoles "sin Rey", tras varias detenciones policiales. Inspirada en hechos reales (en el caso de los fiscales antimafia Henry Woodstock y Francesco de Falco que llevaron a decenas de personas a la cárcel), Saviano opta en esta ocasión por mezclar ficción con realidad para "describir pensamientos y emociones".

"Es una metodología diferente para ver la realidad a través de la introspección, pero el resultado viene a ser el mismo: no hay riesgo de idealizar a los personajes o describirlos de un modo romántico porque he mantenido mi disciplina a la hora de contar", ha argumentado. En el título original, el periodista habla de la paranza de los niños, un término que puede servir para designar a estos grupos organizados pero también una manera de pesca. La metáfora está clara: los peces inocentes son atrapados en redes como les ocurre a estos niños, aunque Saviano no tiene claro que eso sea lo realmente importante.

"La inocencia no es de tipo penal y estos chicos van a la cárcel por otra cosa, que es la de matar de manera cruenta. Sin embargo, la pregunta que debería hacerse es si es posible que un país no se sienta culpable cuando está viendo que un niño de diez años está disparando a otra persona", ha criticado.

El honor mal entendido y la "ferocidad" de un mundo en el que "solo gana el más cruel" dan como resultado una juventud donde pasar de los 30 años ya está visto como "algo extraño". "Ellos casi tienen asumido que morirán a los 25 años, por eso está esa frase todo el rato de que 'si mueres con 90 eres centenario y si mueres con 20, legendario'", ha recordado.