La diadema de las lises o de las flores de lis, "La Buena", como la llama la familia real, entró el pasado miércoles en el salón de baile del palacio de Buckingham sobre la testa de la bisnieta política de su primera propietaria, la reina Victoria Eugenia de Battenberg, nieta de la reina Victoria, que precisamente conoció a su esposo, Alfonso XIII, en esa misma sala.

La pieza, compuesta por tres flores de lis, correspondientes a las armas de la casa de Borbón, realizadas en diamantes engastados en platino, con una gran flor de lis central, salió de los talleres de Ansorena en 1906 como regalo de bodas para Ena. Inicialmente era tipo corona, según el gusto de la época. En 1910 Victoria Eugenia encargó a la joyería madrileña que ampliase su base para llevarla como diadema. Hoy es una de las joyas más valiosas de los Borbones, que se la llevaron al exilio en 1931 y jamás la vendieron, cosa que sí hicieron con otras alhajas. Ni en sueños la bisabuela de Felipe VI habría imaginado que su querida diadema sería portada por una experiodista asturiana sin una gota de sangre azul. Los tiempos han cambiado, pero el boato de la corte inglesa permanece intacto.

Para demostrarlo, sobre la mesa real reposaba la cubertería de plata sobredorada del rey Jorge IV, de 5.500 piezas, así como la cristalería de la coronación de Isabel II, de 2.500 piezas. La mesa en forma de U, cubierta con manteles de hilo unidos con costuras invisibles, tardó cinco días en estar lista para los 150 invitados convocados. No faltaron ni los peces de oro regalo de los Reyes eméritos, Juan Carlos y Sofía, a Isabel II y al príncipe Felipe con ocasión de sus bodas de plata. El menú estuvo compuesto de trucha asalmonada al hinojo, medallón de buey Frand Duc, judías españolas y rábanos, calabacines salteados y patatas gratinadas. Como postre, tarta de chocolate amargo y frambuesas, y de broche final los gaiteros escoceses que tanto le gustan a Isabel II, regia con la corona de aguamarinas que le regaló el Gobierno de Brasil en los años 50.

La cara renovada de la monarquía

| La prensa británica no ha escatimado elogios para la consorte española, a la que ponen como ejemplo de estilo renovado de la realeza y a la que equiparan a la duquesa de Cambridge. El secreto de Letizia para triunfar en Inglaterra ha sido añadir un poco más de sofisticación a sus indumentarias habituales. Arriba, con el Carolina Herrera que llevó el jueves. De Topshop, el viernes. Debajo, con el Burberry que lució en la tarde del miércoles.