Nicole Kidman y el exvicepresidente de Estados Unidos Al Gore protagonizaron una multitudinaria y larguísima alfombra roja en Cannes, por donde pasaron los equipos de tres películas. Kidman, que llegó acompañada por su marido Keith Urban, fue la gran estrella de la noche en la que se presentaba "The Killing of a Sacred Deer", la película con la que el griego Yorgos Lanthimos compite por la Palma de Oro del festival.

La actriz australiana, que acaparó los flashes con vestido de falda blanca y cuerpo negro, altísimos tacones y espectacular pulsera de brillantes, posó con todo el equipo del filme, entre los que se encontraba Colin Farrell, que no había participado en la presentación previa a la prensa, en la que la actriz lució un sencillo vestido marrón y verde también muy favorecedor. Gore presentaba el documental "Una verdad muy incómoda. Ahora o nunca", diez años después de haber estrenado también en Cannes "Una verdad incómoda". También los mexicanos Alejandro González Iñárritu y Emmanuel Lubezki, que muestran en Cannes su instalación de realidad virtual "Carne y arena".

Y el tercer gran desfile de la noche fue el dedicado al director francés André Téchiné, al que Cannes rinde homenaje en el marco de las celebración del 70 aniversario del festival. Para ello congregó a varias de las actrices que han rodado a sus órdenes. Entre ellas, Catherine Deneuve, Juliette Binoche, Isabelle Huppert o Emmanuelle Beart, que acompañaron al veterano realizador en su subida de las escaleras del Palacio de Festivales.

Lanthimos revolucionó y conmocionó con una historia provocadora, desafiante y aterradora, que cosechó grandes halagos y algunos abucheos. De "brillante", "magnífica" y "perturbadora" ha sido calificada una película que no dejó indiferente a nadie y que es un "thriller" con mucho terror psicológico, contado por Lanthimos con una precisión y limpieza. Kidman destacó la tranquila y silenciosa forma de trabajar de Lanthimos, que apenas usaba interjecciones para comunicarse con los actores y que asegura que prefería jugar con ellos y no pensar demasiado durante la preparación de las escenas.

"Le hacías una pregunta y te contestaba: 'booh'", contó la actriz divertida. A lo que Lanthimos añadió: "yo uso ruidos, no palabras". Pero -dijo Kidman-, "le miraba a los ojos, a su sonrisa y entendía lo que quería. Eso libera mucho, nada es urgente, es genial".

Sonriente y feliz de estar en Cannes con el último trabajo del griego Yorgos Lanthimos, "The Killing of a Sacred Deer", Nicole Kidman aseguró hoy que no tiene la obligación de trabajar, pero lo hace porque es su "verdadera pasión".

"En esta fase de mi vida intento ser muy atrevida, abierta, probar cosas nuevas, apoyar directores en los que creo", afirmó Kidman, omnipresente en esta edición de Cannes, en la que presenta tres filmes y una serie, "Top of the Lake", de Jane Campion, de la que es amiga desde que la actriz tenía 14 años -"básicamente me descubrió", dijo-.

Su objetivo ahora es "actuar como cuando tenía 21 años" y empezaba su carrera, forzar los límites, salir de su zona de confort. "Y hacer cosas en las que creo", afirmó convencida.

"A mi edad -en junio cumple 50- aún tengo esa pasión por actuar, por el cine y por contar historias, superar límites, salir de mi zona de confort para intentar cosas y abandonarme en cierta forma", explicó la actriz, sonriente y muy pausada al hablar.

Recordó que durante su niñez en Australia iba más al teatro y el cine lo descubrió durante su adolescencia. Fue cuando vio "La naranja mecánica" en pantalla grande cuando cayó rendida a la magia de las películas.

Ahí empezó a "devorar cine" y a descubrir el placer de "estar en una sala oscura viendo una película, ser transportada". "Estoy comprometida con ello, lo adoro", agregó. Un amor por el cine que le ha hecho darse cuenta de que en las películas no es posible controlarlo todo y hay que dejarse llevar para poder hacer cosas diferentes, con realizadores especiales o con los que hacen su primera película.

Es "un honor" para ella el poder cambiar tanto de estilos y temas en las películas que realiza. "Tengo mis principios, que siempre respeto, hay cosas que quiero hacer como actriz y como ser humano pero cuando decido trabajar con un director sé que hay riesgos y estoy dispuesta a asumirlos", afirma la intérprete.