María Ke Fisherman, dúo de diseñadores formado por María Lemus y Víctor Alonso, en el universo de la moda hacen lo más difícil, "crear tendencias", según se vio ayer en la cuarta edición de la pasarela madrileña, donde mostró prendas de ganchillo de líneas "muy afiladas". Esta pareja creativa llevó a la Mercedes-Benz Fashion Week Madrid un propuesta en la que convive el mundo místico de las monjas de clausura con la potencia de los camiones y el asfalto. Sobre la pasarela, sus diseños respiran libertad y proyectan buen rollo. El ganchillo artesano de las carmelitas onubenses se pone en la carretera en dirección a cortes afilados, largos evasé y siluetas túnica y "patrones arriesgados en los que se entrelazan varias capas".

Por su parte, los hermanos Muñoz, Aitor e Iñaki, que dan vida a la firma Ailanto, llegaron a Cibeles con la emoción de celebrar 15 años sobre la pasarela refugiados en Claude Monet, porque han sentido que en el trabajo del pintor y el suyo había "conexión".

Juana Martín llevó la luz al verano con el blanco, el color predominante en su colección en un intento de llevar el encalado de las paredes de Andalucía a los textiles, y haciendo un guiño a Grecia.

Cambio de rumbo

Por la mañana, Amaya Arzuaga, que se plantea un cambio de rumbo en su universo, subió a la pasarela las piezas más representativas de su trayectoria. n un ejercicio de reflexión, de estudiarse a sí misma, Arzuaga vuelve a su punto fuerte, la geometría, protagonista absoluta de prendas icónicas que ha revisado. "He procurado que el volumen y el movimiento sean muy visuales", cuenta la diseñadora.

Teresa Helbig, por su parte, celebró su veinte aniversario en la moda, un mundo que descubrió desde bien pequeña junto a su madre también costurera. Helbig enamoró con una colección plagada de detalles preciosistas con acordes de alta costura.

María Escoté, por su parte, apostó los colores, cultura y estética China en la colección en la que conviven estampados de la mitología oriental como dragones y serpientes con tejido denim o tules bordados con flores exóticas.

Maya Hansen volcó su pasión por los patines y presenta el corsé, su pieza por excelencia, en una versión más de "calle y deportiva". Piezas explosivas, flexibles y atrevidas, que en ocasiones se acercan al baño, con colores intensos como el amarillo, el azul o el morado.