Con Charles Aznavour no hubo saltos ni bailes en el Festival Starlite de Marbella. Porque el cantante francés ha embelesado con las letras de sus canciones al público de la cantera de Nagüeles, donde ha actuado por primera vez.

Pese a sus 92 años el cantante sigue conservando la vitalidad y energía del artista polifacético que siempre ha sido, pero con la madurez y la experiencia de una vida fraguada durante 70 años en los escenarios.

El artista ha tenido un pequeño problema al salir al escenario: le ha fallado el micrófono al interpretar "Les émigrants", canción que compuso hace 30 años recordando sus orígenes como emigrante armenio en Francia y que vuelve a estar de plena actualidad por la crisis migratoria en Europa. "Durante muchos años la crítica ha dicho de mí que no tenía voz para cantar, pero yo canto a pesar de la crítica porque lo importante son las letras", sentenció el cantante, y lo demostró con cada una de sus piezas.

Canciones en las que la letra y la poesía son las protagonistas, presumiblemente por la ascendencia poética de su padre; y en las que Aznavour interpreta cual actor con multitud de registros.

El incombustible cantante ha ofrecido un repertorio en francés y castellano con canciones como "Dime que me amas", "El barco ya se fue", "Quién", "Ave María" o "Placeres antiguos".

En esta última, Aznavour bailó consigo mismo, colocando la mano sobre su hombro a modo de pareja de baile; y no sólo ha bailado sino que ha correteado por el escenario con "Les deux guitares". Durante las casi dos horas de concierto el cantante no descansó tomado agua pese a su edad; sí ha cantado algunas de sus piezas sentado.

Ha lucido un traje de chaqueta completamente negro, con camisa también negra y aunque parecía muy sobrio, en un momento se ha desprendido de la chaqueta y ha mostrado sus tradicionales tirantes, esta vez de un llamativo color rojo con lunares negros. El artista dejó para el tramo final grandes éxitos como "Venecia sin ti".