Ni corta ni perezosa, Julia Roberts llegó a la suntuosa alfombra roja del festival de Cannes con su Armani Privé de escote corazón y se descalzó para subir las escaleras del Palacio de Festivales para asistir al estreno de Money Monster, la película dirigida por Jodie Foster que ha protagonizado con George Clooney.
Y a ver quién es el guapo o la guapa que le pone mala cara. Porque es Julia y puede hacer lo que quiera: fue la cenicienta que encontró el amor verdadero ejerciendo la prostitución en Pretty woman, fue la novia de América con sonrisa en cinemaescope, es la mujer madura que ha aceptado el paso del tiempo sin dejarse la piel en los quirófanos y que no le hace ascos a salir avejentada y sin edulcorar en sus últimas películas.
Es Julia Roberts y a sus 48 años se puede permitir el lujo de protagonizar un divertidísimo momento viral en un programa de humor desafinando dentro de un coche con Clooney o romper los rígidos esquemas protocolarios de Cannes.
Tampoco es la primera vez que la actriz -que se casó descalza con Lyle Lovett en 1993- desfila por una alfombra roja con los pies desnudos. En 2013 ya lo hizo un par de veces en eventos cinematográficos (en uno de ellos incluso subió al escenario para recoger un premio) pero no hubo polvareda alguna porque solo en Cannes se ponen tan estrechos en asuntos de calzado con una norma no escrita pero que se intenta llevar a rajatabla.
De hecho, el año pasado se impidió el paso a unas invitadas de 50 años con zapatos planos, algunas con problemas de salud que les obligaban a usarlos. No en la alfombra roja, pero sí en la presentación de "Café society", Kristen Stewart se descalzó hace días para ir al photocall. Y soltó una perla envenenada: "Si llego a una alfombra roja y alguien me detiene y dice: 'Disculpe, no está usando tacones y no puede entrar' yo contestaré: 'Tampoco mi amigo, ¿él tiene que usarlos?' Podría ser para todos".
¿Será imitado el gesto de Julia Roberts por otras actrices a partir de ahora? No es probable pero, al menos, ahí queda el gesto de protesta contra una imposición machista que sólo afecta a las mujeres. En los "Globos de Oro" de 2014, Emma Thompson se paseó con sus Louboutins en la mano mientras señalaba su famosa suela roja y decía: "Esto que veis aquí es mi sangre".
