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Brad y Angelina, un naufragio estelar

"Frente al mar", la película dirigida por Jolie y que protagoniza junto con Pitt, es un fiasco de los que hacen época

Brad y Angelina, un naufragio estelar

La situación es, como mínimo, sorprendente: Brad Pitt y la ahora firmante Angelina Jolie Pitt, dos de las estrellas más rutilantes de Hollywood (aunque no necesariamente de las más taquilleras) estrenan película con morbo (la historia de un matrimonio a la deriva frente al mar) y a muchos sitios no llega. Como si los distribuidores y exhibidores temieran otro efecto Malick (recuerden: El árbol de la vida con Pitt dentro, deserciones masivas en las salas ante aquel batiburrillo de mística y documental de La 2) y prefirieran guardarse de las espadas.

La pregunta es: ¿Frente al mar es tan mala como dicen? No. Rotundamente no. Es peor. Se podría valorar positivamente que las dos estrellonas no busquen la comercialidad y prefieran una historia a la europea que va en contra de todas las expectativas de sus admiradores, pero más que de una actitud rebelde o audaz habría que hablar de un capricho excéntrico y moderadamente caro (diez millones de dólares, los ganan entre los dos con solo chasquear los dedos, aunque será difícil que la productora los recupere este siglo: 89.000 euros en su estreno estadounidense, y poco más de medio millón en total) con el que la actriz y directora, tras sus intentos de hacer cine de denuncia y/o épico, se ha querido poner el aura de cineasta sensible e intimista con visado europeo, esto es, forzando al máximo las comparaciones con gente como Antonioni o Rossellini o Godard, sombrerito incluido.

El resultado es, por decirlo amablemente, un desastre en toda regla. No vamos a decir que no funcione nada (los paisajes son preciosos, la fotografía correcta, hay actores secundarios con oficio, la música tiene su encanto) pero lo importante es una chapuza por momentos sonrojante. Empezando por el guión: una historia absurda con un conflicto dramático nimio pero hinchado hasta la extenuación, unos diálogos penosos, una sucesión de escenas en las que se confunde ritmo pausado con ritmo muerto, un erotismo simplón. Siguiendo por la interpretación: Pitt hace como que se esfuerza, e incluso habla en francés buena parte del metraje, pero el pobre está vendido con esas frases que le han escrito y ese personaje mal centrifugado de escritor en crisis de inspiración. Y su esposa se limita a posar artificiosamente, maquillada de mala manera y luciendo todo tipo de modelitos y sombreros y pestañas, con lágrimas de mentira y el mismo rictus tatuado en la cara. Cuando se echan a la cara toda la basura, como Burton y Taylor en ¿Quién teme a Virginia Woolf?, más que drama parece que estén interpretando una parodia. Y terminemos por la realización: plana, de un esteticismo vacuo, falta de tensión, fría como un témpano, monocorde en su sucesión de estampas del mar o de la protagonista tumbada con gesto de hastío, ininteligible en sus flashbacks. Claro, cuando las cosas se ponen feas y hay que echar toda la carne en el asador del melodrama catártico, con semejantes antecedentes no es de extrañar que el suflé se desmorone y que el final, pretendidamente redentor, sea tan falso como los llantos de Jolie. Hay quien ve en esta historia una especie de terapia de pareja de un matrimonio al borde del naufragio pero no saquemos los pies fuera del tiesto. Ni Pitt ni Jolie tienen los problemas de sus personajes (al menos, no el de la imposibilidad de tener descendencia) ni parece que, pese a los rumores de próxima separación, la situación se parezca a la de Cruise / Kidman en Eyes wide shut (otra historia con la que Frente al mar tiene también puntos en común, aunque por piedad mejor no comparemos la obra maestra de Kubrick con este desaguisado), cuyo rodaje extenuante hizo las veces de ácido para su relación.

Hace once años, Pitt y Jolie coincidieron en Sr. y Sra. Smith y lo que pasó ya es historia de la prensa rosa. En este tiempo, Pitt ha consolidado una carrera desigual como actor, aunque le hemos visto crecer de forma notable en esa faceta, y se esfuerza como productor con un nivel medio bastante apreciable. Y Jolie, salvo algún trabajo meritorio como actriz en El intercambio o Maléfica, se ha especializado en rodar bodrio tras bodrio (The Tourist, Salt, Wanted) volcándose en sus misiones humanitarias y en su faceta como (pésima) guionista y ambiciosa directora (Invencible, En tierra de sangre y miel) cuyas buenas intenciones nunca ha encontrado el equivalente creativo necesario para poder apreciarla como tal. El tiempo dirá si este hundimiento total Frente al mar le sirve como enseñanza o vacuna contra el mal del artista que se mete en camisa de once varas y se hunde con todo el equipo.

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