"Juego de Tronos", "El ala oeste de la Casa Blanca", "Mad Men", "The Wire" o las entrevistas en casa de Bertín Osborne, si acaso. Es lo que uno espera que los políticos en campaña confiesen ver en televisión. Pero "¿Quién quiere casarse con mi hijo?" Pues a Mariano le van las cosas de Luján, sus mohínes, sus moños y sus tutús, sus chonis, sus friquis, sus madres enloquecidas. Es tróspido, quién lo iba decir. Lo confesó él mismo, interrogado al respecto. Es un programa muy simpático, dijo, tal vez con su poquito de rubor imperceptible bajo la barba. La presentadora y los suyos, a punto de lanzar otro reality, se hacen palmas con las orejas: ¡Es de los nuestros, es de los nuestros! Antes, las cosas eran más de orden, más tradicionales. Sin ir más lejos en la Zarzuela, cuando la reina era Sofía, se seguía "Isabel", mucho más propio. Y su esposo el rey emérito no se perdía "Águila Roja". Sin embargo, el mayor de los nietos, Froilán, prefería "Aída" porque -le confesó a Paco León- con los espadachines las testas coronadas no estaban a salvo. Y porque él, desplazado en la línea sucesoria, repetidor, es más llano. Más del pueblo.
