La policía alemana investiga el extraño robo de grifos registrado en la nueva sede central de los servicios de espionaje, todavía en obras, que provocó que se inundaran parte de las instalaciones y que ha derivado en numerosas bromas sobre el ya denominado "watergate" germano. La policía estudia si se trata de un mero robo o de un sabotaje de tintes políticos dirigido contra los servicios de inteligencia, el BND, mientras proliferan las especulaciones en torno a un suceso que ha dejado en evidencia las medidas de seguridad de un edificio estrechamente vigilado. El robo de los grifos tuvo lugar el martes y todavía se evalúan los daños que ha podido causar el agua, previsiblemente millonarios. El BND ha garantizado que no se ha visto afectada la zona central de seguridad del edificio, aunque las chanzas no se han echo esperar y en Twitter se suceden las bromas sobre las "fuentes secretas" de los servicios de inteligencia.

Situado en el céntrico barrio berlinés de Mitte, el edificio, que acogerá en el futuro a 4.000 empleados de los servicios de espionaje, cuenta con un servicio de vigilancia privado las 24 horas del día. El agua se filtró en los falsos techos y el sistema de canalización del cableado y dañó el sistema de ventilación. No se trata del primer incidente. Los trabajos comenzaron en 2006 y en 2011 ya fueron objeto de polémica al ser robados varios de los planos de las obras, en los que se detallaban desde las salidas de emergencia a las posiciones de los sistemas de alarma, las características de paredes y techos y los canales del cableado.