Rihanna, la diva, la joya, la polémica, subió este viernes al escenario en Rabat para dar el pistoletazo de salida al festival Mawazine y desplegar sus encantos ante un complaciente público en un concierto sin demasiadas sorpresas.

Pasó más de una hora, pero por fin apareció. La cantante caribeña salió con una sonrisa desbordante, gafas de sol y una melena larga y rubia e impecables rizos.

En un país como Marruecos donde el destape femenino es deplorado ampliamente, el atuendo de la artista, acostumbrada a lucir provocativos modelos, no estaba ausente de cierta expectación.

La barbadense, de 25 años, se presentó sexy pero comedida luciendo una chaqueta blanca y larga, de la que se deshizo pasada la tercera canción, y unos leggins y un top negro y botas altas de aguja también negras.

Durante aproximadamente una hora deleitó a un público variopinto, entre el que no faltaron multitud de familias con niños pequeños, parejas y grupos de jóvenes con carteles en los que se podía leer "Rihanna, te amo" o "Hoy es mi cumpleaños y tú eres mi regalo".

Cantó temas como "Rude Boy", "What's my name" o "Talk that talk", pero fue con "Under my umbrella" cuando los aplausos de sus fans vibraron y las brazos de la multitud permanecieron levantados a ritmo de "Ella, ella. Eh, eh, eh. Under my umbrella...".

Rihanna, que posee una de las carreras más fulgurantes a nivel comercial de la historia, agradeció a los asistentes el haber acudido al concierto y al grito de "Marruecos, no os oigo" les animó a cantar los estribillos de varias de las canciones que interpretó.

Esta noche, los alrededores del escenario OLM Suissi, donde las estrellas internacionales ofrecen sus conciertos, se llenó de admiradores de la popular artista, pero también hubo muchos otros que tan solo acudieron al lugar por tratarse de un evento gratuito y de un plan diferente a los que ofrece la capital marroquí el resto de fines de semana.

"He venido para cambiar de aire y romper un poco con la rutina. No siempre podemos disfrutar de un concierto al aire libre", explicaba en un perfecto italiano Mohamed, un marroquí que vivió varios años en Italia y que ahora está de vuelta en Marruecos.

Mawazine es la cita musical del año de Rabat y una de las principales de Marruecos, y atrae a un público masivo en tres escenarios: internacional, oriental (música árabe) y marroquí.

En los últimos años ha sido criticado por grupos de jóvenes contestatarios por el enorme gasto que supone, pero sigue siendo mimado por las autoridades de Marruecos que pretenden mostrar un "escaparate de apertura" en unos tiempos turbulentos en la región árabe y musulmana.