También consumen grandes cantidades de bebidas azucaradas y comida rápida, pasan mucho tiempo viendo televisión, y leen y estudian menos que los jóvenes que no tienen tele en sus habitaciones.

"La Academia Americana de Peditaría recomienda que los padres eliminen los televisores de las hanitaciones de sus hijos. A pesar de este consejo, casi dos tercios de nuestra muestra tenía un televisor en su dormitorio, pese a que se trata de un elemento que redunda en una peor conducta" declaró Daheia Barr-Anderson, autora principal del estudio.

Una muestra representativa de 781 jóvenes pertenecientes a distintas grupos sociales y étnicos participaron en un estudio de la Universidad de Minnesota centrado en los hábitos de consumo de televisión y de estudio, expediente académico, dieta, práctica de ejercicio y relación con la familia. Alrededor de dos tercios de los participantes tenbía un televisor en su dormitorio y pasaban entre cuatro y cinco horas a la semana frente a la pequeña pantalla.

PEOR DIETA, PEORES NOTAS

Las chicas con un televisor en el dormitorio pasaban menos tiempo haciendo deporte a la semana que las que carecían de este elemento (1,8 horas frente a 2,5). También comían menor verduras (1,7 frente a 2 porciones), y comían menos veces en familia (2,9 frente a 3,7). Por su parte, entre los chicos, no sólo tomabana menos fruta (1,7 frente a 2,2 piezas al día) y comían menos veces en familia (2,9 frente a 3,6); también tenían peores expedientes académicos si se les comparaba con sus iguales que no tenían televisor en su dormitorio (2,6 frente a 2,9).

Barr-Anderson sugiere que los primeros pasos a tomar por los padres para solucionar este problema es retirar los televisores de los dormitorios de sus hijos. "Nuestros hallazgos sugieren la importancia de poner televisores en los dormitorios de los niños. Cuando las familias ponen un televisor nuevo en sus salas de estar, muchas veces no resisten la tentación deponer el televisor viejo en la habitación de los niños", lamenta.

El estudio, recogido por otr/press, será publicado en la edición

de mayo de Pediatrics, la revista oficial de la Asociación Americana de Pediatría.