Así se desprende de un estudio basado en observaciones del telescopio MAGIC, situado en La Palma, en el que participaron investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

El Universo no es tan opaco como postulan los modelos actuales de luz de fondo extragaláctica, según los autores de esta investigación, publicada en el último número de "Science", que ha permitido una observación sin precedentes ya que, hasta la fecha, nunca se había detectado una radiación gamma proveniente de un cuásar (núcleo brillante de una galaxia lejana) tan distante de la Tierra, en concreto a más de 5.000 millones de años luz.

El estudio se basa en la emisión de rayos gamma del cuásar 3C 279 registrado por el telescopio MAGIC (acrónimo inglés de Gran Telescopio de Imagen Cherenkov de Rayos Gamma), y las observaciones se realizaron con el telescopio MAGIC, una instalación gestionada por un consorcio internacional, ubicada en el Roque de los Muchachos, en la Isla de La Palma (Santa Cruz de Tenerife).

De acuerdo con los modelos científicos establecidos, MAGIC no debería haber detectado tal cantidad de radiación gamma de 3C 279; lo previsto por los investigadores era que esta forma de energía llegara a la Tierra mucho más atenuada, dada la distancia que debía recorrer.

Los cuásares albergan un disco de gas caliente y nubes moleculares que giran a gran velocidad en torno a un agujero negro supermasivo, que succiona parte del material del disco, lo que da lugar a emisiones muy energéticas; los cuásares se encuentran en el centro de la mayoría de las galaxias, según las teorías más extendidas.

Al igual que en otros fenómenos astrofísicos de gran intensidad, parte de la energía que emiten adopta la forma de rayos gamma, un tipo de radiación electromagnética de alta energía.

Según el astrónomo Francisco Prada, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC), en Granada, los datos del telescopio MAGIC sobre la radiación gamma del cuásar 3C 279 avalan que el Universo es más transparente de lo que se pensaba.

Incluso la hipótesis más conservadora, que se basa en el recuento de galaxias y el cálculo de la luz emitida a lo largo de sus vidas, parte de una densidad de luz de fondo difícilmente compatible con el límite máximo que impone este descubrimiento.

MAGIC es un telescopio de rayos gamma con un espejo de 17 metros de diámetro, el de mayor tamaño del mundo, y detecta los rayos gracias a los cortos destellos de luz producidos cuando interaccionan con las partículas de la atmósfera terrestre, conocidos como radiación de Cherenkov.

Entre los objetos de estudio de MAGIC figuran los fenómenos más violentos del Universo, como supernovas, explosiones de rayos gamma o cuásares.

La gestión de MAGIC depende de una colaboración internacional con cerca de 150 investigadores de Alemania, Italia, Suiza, Polonia, Finlandia, Bulgaria, Estados Unidos y España, que colabora mediante diferentes centros de investigación, entre ellos, el Instituto de Astrofísica de Andalucía y el Instituto de Ciencias del Espacio, en Barcelona, ambos dependientes del CSIC.