El Acta Contra la Discriminación por la Información Genética (GINA, en inglés), aprobado ayer jueves en el Senado por unanimidad, deberá ser votado la próxima semana en la Cámara de Representantes, para posteriormente ser rubricado por el presidente George W. Bush, que ya dio su apoyo.

Básicamente, el texto otorga a la condición genética de cada individuo la misma protección que la raza, la religión o la identidad sexual, de manera que nadie podrá ser discriminado por su perfil genético.

En un momento en que la ciencia avanza a gran velocidad, cada vez se conoce con mayor profundidad las causas genéticas que provocan determinadas enfermedades, lo que facilita su prevención y también su cura.

Sin embargo, toda esta información podría ser utilizada como arma de discriminación laboral, en el caso de que un empresario se niegue a contratar a un empleado por su predisposición a desarrollar una enfermedad, o sanitaria, en caso de que una aseguradora rechace dar cobertura a un cliente.

El senador demócrata Edward Kennedy, uno de los impulsores de la ley y presidente del Comité de Salud de la Cámara Alta, se felicitó por el avance de la ley, que "abre una nueva frontera en la medicina, en un momento en que podemos parar las enfermedades antes de que se produzcan".

"Esto significa que las personas con un perfil genético predispuesto al cáncer u otras enfermedades podrán ser tratadas sin temor a perder su privacidad, su trabajo o su seguro sanitario", añadió en un comunicado difundido hoy en su página web.

En su opinión, esta "es la primera declaración de derechos civiles en este nuevo siglo de la ciencia de la vida".

La comunidad científica también se ha felicitado por el avance de la ley, que le permitirá desarrollar el campo de la investigación genética sin provocar una oleada de discriminación contra las personas afectadas por males de origen genético.

La "Coalición por la Medicina del Siglo XXI", que agrupa a empresas médicas, clínicas y de investigación, celebró este avance, que "nos acerca un poco más al sueño de desarrollar todo el potencial de la medicina personalizada", según un comunicado.

"GINA fomentará la innovación, iluminará el futuro de una medicina previsora y preventiva y ayudará a millones de familias americanas que confían en la medicina personalizada".

Desde el lado de los enfermos, el avance del acta supone desterrar los temores a la discriminación laboral o sanitaria.

"Ahora, la genética tendrá el mismo grado de protección que la religión, la raza o el género", dijo Sharon Terry, presidenta de la Alianza Genética, una coalición de organizaciones que representan a 25 millones de personas afectadas por un millar de condiciones genéticas diferentes.