Así lo ha asegurado a Efe la oceanógrafa e investigadora del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea), Maria del Mar Flexas, que viajó en enero último al continente helado junto a veinte investigadores de este instituto, de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) y de la Universidad A&M de Texas (EEUU).

A bordo del barco "Hesperia", Flexas y el resto de investigadores pasaron tres semanas en la zona y recogieron más de 600 muestras de temperatura, salinidad y presión del agua, con el objetivo de estudiar la llamada "ventilación oceánica".

Este proceso consiste en que las aguas superficiales de los polos captan el dióxido de carbono y el oxígeno del aire, lo que da más "peso" al agua y hace que se hunda, renovándola en los océanos de todo el planeta.

Conocer este proceso de "ventilación" de los mares y, en concreto, del océano Antártico, permitirá, según Flexas, mejorar los modelos terrestres y la predicción del cambio climático.

La expedición mallorquina, que volverá dos veces más a la Antártida, se enmarca en un proyecto del Año Polar Internacional en el que participan doce países encargados de tomar muestras en diferentes puntos del océano Antártico.

Así, en enero de 2009 el equipo volverá a la zona del dorsal de mar de Escocia, donde lleva a cabo sus experimentos, y fondeará unos aparatos en profundidades de hasta 4.000 metros, que tomarán durante un año datos de las corrientes de la zona.

En 2010, los investigadores irán de nuevo al lugar para recoger los datos y luego los analizarán en Mallorca, un trabajo que les llevará dos años más.

Para Flexas, esta investigación es la más importante que realiza España en la Antártida en el marco de la oceanografía física.

Los científicos, encabezados por el doctor Damiá Gomis, del Departamento de Física de la UIB, han presentado esta mañana algunos de los resultados de las muestras de agua recogidas en enero, en una investigación que "nació", según Flexas, en el Imedea.

Los datos recabados han registrado una corriente en la dorsal del mar de Escocia caracterizada por velocidades de hasta dos metros por segundo y, en estos momentos, se está estudiando la posible influencia de las mareas, que podrían tener un papel relevante en esta "ventilación oceánica".

También se ha podido determinar el paso de aguas desde el mar de Wendell hasta el de Escocia por encima de la dorsal. De esta manera, con los datos conseguidos se puede tener una "foto" del mar en esta zona, ha indicado Flexas.

La oceanógrafa del Imedea se ha felicitado por el trabajo del equipo que visitó la Antártida el pasado enero y por el buen tiempo del que disfrutó, lo que les permitió concluir el 80 por ciento de las tareas que querían realizar.

En el barco se trabajaban 24 horas al día, ha apuntado, con turnos de 8 a 10 horas, en un proyecto que ha considerado "un lujo" y enmarcado en un contexto internacional "inmejorable".