El director-conservador del parque nacional, Carlos Ruiz de la Hermosa, explicó hoy a Efe que esta cifra, aun siendo mayor que la del año pasado, está en consonancia con la que se viene registrando desde 1999, cuya media se sitúa entre los 100.000 y 120.000 visitantes durante estos años.

Estos datos quedan muy por debajo de la histórica cifra del año 1997, en el que Las Tablas de Daimiel recibió 285.371 visitas, después de superar un largo período de sequía y encontrarse en aquel año sus tablas prácticamente inundadas en toda su extensión.

Carlos Ruiz de la Hermosa dijo que el incremento de visitantes en 2007 con respecto a 2006 está relacionado con la mejora de las condiciones que experimentó el parque cuando recibió aportes de agua como consecuencia de las precipitaciones registradas durante el mes de mayo.

"El incremento de visitas al parque nacional está muy relacionado con los niveles de inundación, y cuanto mayores son estos, y así lo reflejan los medios de comunicación, mayores visitas recibimos", comentó.

De hecho, indicó que este año que la situación del parque no es buena se ha notado un descenso del número de visitantes durante el periodo de Semana Santa con respecto a otros años.

Destacó que durante la Semana Santa de 2006, año que tomó para compararlo con el actual, debido a que durante 2007 un temporal de lluvias provocó una menor llegada de visitas, Las Tablas fueron visitadas por 9.223 turistas, mientras que este año el número ha sido de 8.700 visitas.

Este dato, indicó, pone de manifiesto que el número de visitas está relacionado directamente con los niveles de inundación que presenta el parque.

En este sentido, recordó que el parque nacional de Las Tablas de Daimiel mantiene encharcadas sólo 18 hectáreas de las 1.750 posibles, que se mantienen gracias a los pozos de emergencia que aportan recursos hídricos al paraje natural.

El parque nacional de Las Tablas de Daimiel es el menor de los que conforman la red de parques nacionales y, situado en el centro de La Mancha húmeda, es el último representante del ecosistema denominado tablas fluviales.

Con una superficie de 1.928 hectáreas, acoge una gran riqueza faunística, lo que le llevó en 1982 a ser declarado zona Ramsar para la protección de los humedales y, posteriormente, Zona de Especial Protección para las aves por la Unión Europea.

En la actualidad este parque tiene muy comprometida su conservación, ya que la transformación agrícola de su entorno ha provocado el descenso de los recursos hídricos del Acuífero 23, considerado la auténtica "alma" del ecosistema por sus aportes de agua.