Tan truculenta y retorcida como hermosa, sofisticada, espléndida y fascinante. La lista de adjetivos extremos que pueden adjudicarse a la nueva película de Park Chan-wook es tan larga como sus virtudes, todas excesivas y desmesuradas, en coherencia con el historial cinematográfico del coreano, al que le gusta provocar y seducir y que logra ambos objetivos con gran facilidad gracias al talento refinado y virulento que derrocha en cada película.
Nunca la venganza dio tanto de sí y las películas de Liam Neeson y del género "made in Occidente" deberían aprender del director de joyas como_"Oldboy", aunque esta vez el realizador, con humor, apunta entre los ojos y se recrea, antes que en el arrebato, en la estética exquisita, el erotismo "voyeur" y la fría perversión.