Estos relatos fueron escritos en los cincuenta, después de la "histérica metamorfosis" que sufrió Japón a mediados del siglo pasado, y en ellos se observa esa irresoluble tensión entre el presente y el pasado, tan fascinante como impenetrable en su enigma, a medida que va siendo relegado al olvido. Las historias que se narran, desde "Vida de un falsificador" a "Obasute", son diferentes expresiones de nuestra confrontación con la renuncia, lo efímero y la muerte, plasmadas a través de la sutil y sabia pluma de uno de los más grandes escritores japoneses del siglo XX.